ENCUENTRO DE LAS CASAS FEMENINAS!

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                                                                                                              Saluzzo, 8- 9-10 marzo 2024

“Me has salvado, ya no soy la que era porque te encontré a Ti. Me has sanado, liberado, donándome a todos con todo mi ser, yo corro anunciándote, Jesús.”      (Del canto “Oración de la hemorroísa” escrito por las hermanas de Pagno.)

 

mujeres 1Luego de muchos meses,  el 8 de marzo, nos reunimos todas juntas en la Casa de Formación de Pagno, chicas, esposas y hermanas,  fuimos recibidas con cantos y danzas el primer día del encuentro, ¡el primero con la Madre que intercede por nosotras desde el Cielo! Fue emocionante encontrarnos, saludarnos y compartir la alegría de parar un momento para vivir algo único: los 30 años de nuestras fraternidades femeninas.

Luego de la Santa Misa, tuvimos la Adoración, que había sido pensada para nosotras como una peregrinación por los lugares de los últimos días de la Madre. Comenzamos en su apartamento, acomodado como estaba cuando partió al cielo, y así sucesivamente hasta el lugar donde ahora descansa su cuerpo. Revivimos ese momento fuerte y significativo que sucedió hace unos meses, recorriendo los momentos de oración intensa, de esperanza, de espera, de silencio, y después, la alegría por la vida eterna, sobre todo, saborear el río de gracias que el cielo ofreció a cada corazón en ese momento.  Para otras, como las misioneras que recién llegaban y las chicas jóvenes de la Comunidad, fue un momento de nostalgia e intercesión, de bendición para sus caminos. ¡Otra vez la Madre nos había reunido cerca de ella!  Luego del almuerzo partimos hacia Saluzzo donde íbamos a rezar el Vía Crucis, preparada con videos y reflexiones. Después, Cinzia presentó el encuentro, con su vida, su testimonio, sus recuerdos de los comienzos de la primera casa para las chicas, resaltando el fuego que la Madre Transmitía a todas, haciéndolas enamorar de su vida y de la Comunidad. Así, según su experiencia, alimentaba también en nosotras ese fuego y ese deseo de vivir una vida plena, de asombrarnos por la vida y por las promesas de Dios, presentes más allá de una elección riesgosa.

Durante la mañana del segundo día vimos un video de Madre Elvira que hablaba de la mujer, de seguir a la Virgen como modelo de mujer libre, que ama sin ningún tipo de egoísmo, para ayudarnos a dejar en nuestro interior un espacio para el Espíritu Santo que nos ayuda a vivir, a elegir, a amar y perdonar sin ofendernos, viviendo la vida que nos trajo Jesús. Nos invitaba a darnos cuenta de la importancia de aceptar nuestra vida y vivirla en plenitud para después aceptar la vida de los demás, siempre listas para sonreír, ayudar, servir a todos aunque el corazón sangre: “¡Fuimos creadas para asombrar a Dios, yo creo que lo asombré bastante!”, nos decía la Madre, y no solo ella sino las primeras jóvenes de hace 30 años, que dijeron “sí” día a día, de llevar una vida distinta a la que tenían, enfrentando juntas el sufrimiento que tenían, inconscientes de poder ser un instrumento tan grande  en las manos de Dios, que todos estos años nos dio  vidas salvadas y milagros.

Escuchamos a Rita y Alice, estas primeras jóvenes que se conocieron en un encuentro para novias de los chicos que estaban en lamujeres 2 Comunidad. Ellas alquilaron juntas un departamento en Turín, para comenzar a recibir a las jóvenes que pedían alojamiento y ayuda: “Tengan confianza en Dios y sigan adelante. El Señor está con ustedes”, palabras que la Madre le dijo a Rita poco antes de darle las llaves de la casa de Savigliano.  Así comenzó un camino nuevo y sorprendente que abrió las puertas a las primeras chicas drogadas y desesperadas. También el mundo de la mujer necesitaba ser revisado, amado y acompañado en un camino de resurrección. Para nosotras fue maravilloso escuchar a estas primeras mujeres de la Comunidad, sus inicios, los sacrificios que habían hecho, sus sufrimientos y su vida actual y sentirse unidas a ellas, parecidas en muchas cosas, ver que el Señor no eligió grandes mujeres, sino chicas como nosotras que vieron a salvación primero en Madre Elvira, después en Dios y en la fuerza de la oración. La Madre siempre les había dicho: “Nadie alcanzó nunca algo grande salvo el que tuvo el coraje de creer que lo que llevaba adentro era más fuerte que las circunstancias externas.”

Conectada espiritualmente con nosotros estaba Emilia, que envió un video explicando sus fatigas físicas y su cercanía, recordándonos qué es importante luchar por la vida, que puede ser expresión de alegría, paz, sacrificio, luz para nosotras y para muchos.   También Daiane, vista y escuchada en imágenes que recordaban su vida de joven amiga de la Comunidad hasta el último momento antes de partir al cielo, un ejemplo viviente para nosotros de entrega total a los niños, a las personas que tenía alrededor, de amor puro y generoso entregado como hermana, amiga, consagrada, fiel a la cruz que el Señor le pidió llevar en los últimos años.Con el corazón pleno de esta riqueza, vivimos un momento de adoración guiada por el pasaje evangélico de la hemorroisa, introducido por la canción y la danza creadas por nuestras Hermanas Misioneras de la Resurrección, pidiendo al Señor la sanación de nuestro ser mujer, dando gracias por nuestras vidas y por las vidas de todas las jóvenes que pasaron por aquí en estos 30 años, por las que ya están en el cielo y por las que llegarán.

En diversos momentos nos empujaba a no tener miedo, a confiar y arrojarnos donde parece no haber seguridades, donde el amor se incomoda más y nos pide un salto al vacío, convencidas que en aquel vacío están los brazos de Jesús, que nos guía y se abren para tantos. “¡El amor no tiene límites!” decía Don Andrea en una homilía, recordándonos que estamos en el centro de todo cuando dejamos que Él ame y viva a través de nosotras, en una elección de crecimiento, entrega y sacrificio, ya sea en una misión o en Polonia, en la nueva casa preparada para nosotras!

mujeres 3Obviamente no faltaron los momentos de alegría, bailes y risas, que agradaron a todas las chicas, especialmente a las más jóvenes, creándose un clima de unidad y familia en las dos veladas de escenas y compartida preparadas por la fraternidad.

Cada comida o tiempo libre fueron ocasión para los encuentros con quien no se veía hace un tiempo, para conocer las chicas nuevas, para ver y tocar con la mano los milagros en muchas de nosotras, tan cambiadas después de un tiempo de camino, rostros resucitados, mucha alegría de vivir, mucha belleza en el entendernos y recibirnos.

Terminamos el encuentro con la propuesta de luchar para que nuestras casas estén más unidas, con más diálogo y compartida, agradeciendo a Dios por el gran don de la vida de Madre Elvira que nos tuvo confianza, creyó en nosotras y nos señaló a María como el camino para poder resucitar como Mujeres y realizar el plan de Dios para cada una de nosotras, a recurrir a Él que puede sanar, hacer milagros y devolvernos la esperanza que habíamos perdido. ¡Gracias Señor, porque nos das la posibilidad de tomar la vida en nuestras manos, de amarla y de aprender a amar!