TRABAJO

“Quien reza bien
trabaja bien
El que trabaja bien,
reza bien.”

Madre Elvira

EL PRIMER TRABAJO ES APRENDER A VIVIR
(Relatado por Madre Elvira)

“Muchos de nuestros jóvenes trabajaban antes de entrar en la Comunidad, algunos ganaban mucho dinero, otros viajaron, sin embargo, todo esto no sació sus corazones. También está el que nunca realizó un oficio viviendo en la pereza de la calle: el trabajo era robar, golpear, engañar, pasar el día.

La realidad del trabajo ocupa buena parte de la jornada comunitaria y es fundamental para la reconstrucción interior. El primer oficio que deben aprender los jóvenes es el de vivir. Trabajando reconstruyen su voluntad, aprenden responsabilidad. Vuelven a tener confianza en sí mismos, se descubren capaces de sacrificio, de esfuerzo, de constancia. Descubren que se enriquecen no tanto con lo que hacen sino  con cómo lo hacen. Experimentan que un plato cocinado con amor alimenta mejor y da alegría al corazón, que un trabajo bien hecho impresiona a quien lo hace y hace reflexionar al que lo ve, que un dormitorio bien limpio da serenidad y paz al alma.

El trabajo en la Comunidad no es un fin en sí mismo, ni un motivo de orgullo personal, ni por ambición, ni para enriquecerse. No es una falsa tabla de salvación ni la evasión donde refugiarse cuando se tienen dificultades sino que es un instrumento para renacer, para construir el diálogo, para crecer en la humildad, para descubrir los propios dones y lograr que den frutos, para disfrutar con alegría construir algo bello con sacrificio.
El trabajo es, pues, la medida concreta de la profundidad de la oración que genera hábitos de servicio: ¡Se reza bien, se trabaja bien!
¡Quien trabaja bien, reza bien! ¡Y es más bello el trabajo realizado en conjunto porque un cansancio compartido, une; un sacrificio en común nos hace más amigos y más felices!