¡GRAN FIESTA EN BAHÍA!

bahiaBLunes 1 de agosto 2022
Bahía, Brasil

Gran fiesta en el cielo y en la Misión “Nuestra Señora Auxiliadora”

La Fiesta de la Vida nos permitió vivir muchísimos dones, comenzando por la Novena.

Escuchando los testimonios y al ver los frutos de muchos años, de tantos jóvenes que han pasado y otros que se quedaron, del nacimiento de familias y de consagrados…de rodillas que rezan y manos que trabajan.

Para la misión este fue un tiempo de gracia. Agradecemos por la confianza de haber podido danzar el Himno de la Fiesta de la Vida y haber podido mostrar los rostros y los lugares de esta tierra colorida. Agradecemos a Padre Stefano y Madre Elvira por la fuerza y el coraje que han tenido. Poder contemplar cómo está viviendo Madre Elvira hoy, en el silencio de su habitación, con el gran amor de las hermanas que la cuidan. Ella es la raíz de este gran árbol que es la Comunidad, por ella pasa la savia que nos nutre: Jesús. ¡Y GRACIAS A ELLA HOY ESTAMOS AQUÍ!

En el tercer día de la Fiesta de la Vida compartimos en nuestra capilla, la alegría de un matrimonio de amigos muy queridos que adoptaron un niño llamado Danieu. Luego festejamos todos juntos. Pero aquí no termina…bahiaA

La Divina Providencia se despertó antes que nosotros y llegó a nuestra casa para festejar con nosotros: ¡Llegó Don Marco! Una dulce sorpresa La visita de Don Marco nos dio mucha fuerza, ha sido una cascada de Espíritu Santo. Con su llegada, Danieu, el hijo de Joaquino y Antonia y tío Denny tomaron la Primera Comunión. Toda la Misión recibió el Sacramento de la Reconciliación en el día de San Joaquín y Santa Anna. Don Marco bendijo la vida de esta misión, la tierra, la vida de “tío” Joaquino y “tía” Antonia, de “tío” Silvio y de “Tía” María, en el día de su segundo aniversario de bodas. Bendijo la vida de nuestros misioneros, de los niños, adolescentes, de sor Rita y sor María. Solo podemos agradecer y bendecir la vida de cada benefactor que hicieron posible el crecimiento de esta misión. Agradecemos por la vida de cada Tío y Tía, ellos han resucitado y cada día se empeñan en vivir bien el tiempo de la misión.

Agradecemos a Don Marco por su Amistad y por su Paternidad y agradecemos a Nuestra Señora Auxiliadora. Como decía el Himno de este año: ¡Somos Misericordiados! El amor no tiene miedo, no tiene miedo de ayudar, no tiene miedo de estar en silencio, de renunciar a sí mismo, de perdonar, de obedecer, porque como dice Madre Elvira: “El que obedece nunca se equivoca.”

En la misión se vive así todos los días, este tiempo nos ha confirmado más que nunca, que confiando en Dios, en la Divina Providencia y en la Comunidad todo llega en el momento justo.

Los saludamos con mucha alegría,

Misión Nuestra Señora Auxiliadora

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