AMISTAD |
"La amistad se costruye
Madre Elvira |
DE CUSTODIADO A CUSTODIO
(De un testimonio de Madre Elvira)
Compartir, la amistad, la verdad, la gratuidad son los pilares del Cenacolo. Cuando un joven llega, se lo encomienda a un “ángel custodio”: es un chico como él, en camino de renacer, que ya ha superado las primeras grandes dificultades y está preparado para hacerse cargo del joven nuevo que entra ‘hecho pedazos”. El “ángel custodio” es un joven que sigue como una sombra benéfica a su “hijo” cuando entra , es el primer amigo, el que explica cada cosa, el que ilumina los primeros y difíciles pasos del camino; que lo protege conversando en los momentos en que el mal es más fuerte , le ayuda a conocer las reglas comunitarias; es quien recibe con paz y con paciencia las primeras rebeliones y dificultades. Es el hermano mayor que está siempre al lado, listo para tender una mano, a cualquier hora del día o de la noche, es el signo concreto del amor que la Comunidad tiene por cada joven que entra. A veces los chicos nuevos lo rechazan porque creen que les quita su “libertad”, pero en realidad es una guía, una ayuda para su libertad que en ese momento es todavía muy débil y frágil frente a las tentaciones, a los recuerdos, a los engaños del mal y de la droga.
El ser “custodiado” y hacer el “ángel custodio” muestran las dos realidades fundamentales que sostienen nuestra vida: la necesidad de ser amado y la necesidad de amar. El joven que entra en la Comunidad tiene mucha necesidad de ser amado, seguido, protegido, para después aprender a amar, a preocuparse por el otro, a proteger y a servir al hermano más débil. De “custodiado” a “custodio”, de ser amado a elegir amar... es el camino cristiano que cada día vivimos juntos para renacer a la vida nueva.
Los jóvenes descubren que la verdadera sanación no es no drogarse más, no hacer más daño, sino aprender a amar, a servir, a vivir en el bien con fidelidad