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FIESTA DE PENTECOSTÉS EN SALUZZO |
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Saluzzo, 8 de junio 2025
“Somos luz en las tinieblas, luz verdadera en el mundo que brilla más que nunca”
Para la solemnidad de Pentecostés llegaron a la colina cerca de 1000 personas, incluidos los chicos y chicas de la Comunidad, padres, amigos y “ex”. La fiesta comenzó a la mañana recibiendo a todos con cantos con gestos y luego, enseguida comenzamos con la oarción. En efecto, sor Susan explicó que la Virgen cuando estaba en el Cenacolo con los Apóstoles, esperando el Espíritu Santo, rezaba.
Luego del rosario escuchamos unas palabras de Madre Elvira que nos comparaba con los apóstoles en el Cenacolo: “Cuando perdemos al Señor estamos perdidos, estamos llenos de miedo. El Espíritu Santo transforma sus miedos. ¿Cuánto espacio le damos al Espíritu Santo y a la oración?” Sor Jennifer y sor Claudia nos introdujeron a la Fiesta de Pentecostés, cómo la vivimos en la Comunidad. ¡Primero sor Jennifer expresó cómo se maravilla frente al milagro de pentecostés que nos une como Iglesia! Recordó que todas las fraternidades del sur de Italia y algunos sacerdotes de la Comunidad estaban en Roma, en ese mismo momento, para vivir Pentecostés de los Movimientos con el Papa León XIV: “Estamos en fiesta con toda la Iglesia”.
Sor Claudia nos explicó que Madre Elvira amaba festejar Pentecostés, el descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles porque fue el mismo Espíritu el que suscitó en su corazón el deseo de abrir la Comunidad para los jóvenes. Con los años, muchas personas sintieron la llamada a consagrar su vida a la Comunidad, por eso en esta solemnidad nuestros consagrados renuevan los votos. ¡Madre Elvira quería que lo hicieran todos juntos porque es un fuerte testimonio al mundo!
Después sor María Clara, quien hoy hacía sus primeros votos, dijo: “¡Recuerda de donde has venido! ¡Mira el milagro de tu vida hoy!” Y sor Kelly, exclamó con alegría: “¡Dios existe! ¡Me ha salvado!”
En un segundo momento, escuchamos las palabras de Madre Elvira en las que subrayaba la importancia de invitar a la Virgen en nuestra vida, especialmente en los momentos de dificultad, porque “¡es Ella la que nos da la fuerza!” Luego, las Hermanas Misioneras de la Resurrección que estaban presentes, representaron la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel, cada una de las hermanas recordó cuáles eran las grandes cosas que el Señor hizo en sus vidas. Fue un momento muy emocionante. Luego sor Kery presentó una oración cantada en inglés, a la que las hermanas le pusieron música para esta fiesta: el “Suscipe” (Oración de San Ignacio de Loyola que todos los días rezamos en Comunidad). Testimonió que el día anterior había recibido el velo y y se encomendó totalmente al Señor.
Terminando la mañana los sacerdotes y los hermanos consagrados renovaron sus promesas a Dios y a la Comunidad. Por la tarde todos juntos rezamos la coronilla de la Divina Misericordia, y sor Alexandra y sor Kelly profesaron sus votos perpetuos, “el Señor nos usa a nosotros para manifestar su grandeza”. Sor Jennifer y sor Claudia nos recordaron la grandeza y la belleza de esta solemnidad, en la que el Cielo se abre y también nosotros, los fieles, podemos pedir al Señor muchas gracias.
Todavía escuchamos las palabras de Madre Elvira que nos decía: “La Comunidad es siempre Pentecostés. Cuando dejamos actuar al Espíritu Santo nos enfoca, poco a poco, sin hacer ruido. La Virgen está en medio nuestro, está haciendo una restauración delicadísima.” Antes de la Santa Misa sor Claudia explicó el significado de la corona de rosas blancas y rojas que las hermanas recibieron en la profesión de los votos. Las rosas se refieren al canto “Ven esposa de Cristo” de Palestrina, que dice: “recibe la corona que está preparada para nosotros de la eternidad.” Las rosas indican el martirio cotidiano mientras que las blancas indican el amor y la fidelidad en la vida consagrada. La Santa Misa fue presidida por el Obispo de Saluzzo, Mons. Cristiano Bodo y concelebrada por nuestros sacerdotes. En la homilía el Obispo expresó su propia oración al Espíritu santo: “Haznos mártires valerosos, quema los miedos y enciende el Espíritu Santo de Caridad y de todo deseo del bien.”
Luego, sor María Clara hizo sus primeros votos, mientras que sor Kelly y sor Alexandra profesaron los perpetuos. Todas las demás hermanas Misioneras de la Resurrección renovaron sus votos de pobreza, obediencia y castidad y amor a los pobres. Así termino la jornada con alegría y cantos y danzas.
Gracias a Madre Elvira que se abandonó al Espíritu Santo, donó enteramente su vida al Señor y que seguramente nos miraba desde el Cielo y estaba presente.
Agradecemos de corazón a S.E.R. Monseñor Cristiano y todos los que participaron en la fiesta y a los que nos acompañaron con la oración en un clima de alegría y amistad