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EN PERÚ DESDE HACE 20 AÑOS... |
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“Rayo de Luz”, Perú, 30 marzo 2025
Fiesta de la Vida 2025
“El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado” Rm 5,5
Queridísimos cenacolinos todos,
Con profunda alegría y gratitud por estos días de fiesta que hemos celebrado las Misiones de Perú, para celebrar los 20 años de nuestra presencia aquí. Primeramente, agradecemos a la Comunidad porque la sentimos tan cerca con la oración, pero también con la visita de Sor Claudia y Sor Jennifer, por la llegada de Don Eugenio y de Padre Stefano, de Antonio con su mujer Elisabete, por P. Celso un sacerdote amigo de la casa de Jau, Barbara e Isabella de Brasil y Andrea y Domenico, que volvieron pasados dos años de su regreso a Italia luego de haber vivido muchos años en Perú. ¡Agradecemos también a Rafa y Ariana, amigos de Argentina que llegaron dándonos una bella sorpresa!
En los últimos dos meses los misioneros de Rayo de Luz se esforzaron al máximo para preparar bien todo y tener la casa acogedora para recibir, desde los más pequeños detalles: desde el jardín a los ensayos del coro, desde la cocina a la limpieza general, desde los niños a los ensayos de la danza peruana. Cada pequeño detalle fue preparado con cuidado y con amor, se percibía un espíritu de amistad y de comunión.
Los chicos de Supe vinieron unos días antes para ayudar en ls diversos servicios de la casa y para recibir a sus familias.
El viernes anterior a la Fiesta nos reunimos con los padres de los jóvenes de Supe en nuestra misión de Villa El Salvador, para recibirlos y compartir con ellos un encuentro de alegría y oración. Don Eugenio celebró la Santa Misa, invitándonos a vivir bien estos días, a poner el corazón para vivir algo nuevo, con la novedad que es Él y que continua si lo dejamos entrar en nuestro corazón. Durante la cena, llegó Padre Stefano, dando una bellísima sorpresa a todos, sobre todo los que lo veían por primera vez. Fue muy bello verlo pasar por las mesas y saludar a los padres y a los jóvenes. Después de un buen “caldo de gallina”, preparado por nestra querida amiga Gina, los padres fueron todos a Rayo de Luz para descansar y para estar allí en la mañana del sábado para los últimos preparativos.
El sábado a la mañana, en Rayo de Luz ya estaban todos corriendo, con cintas de colores y guitarra para recibir bien a los sacerdotes y a las hermanas que llegaron junto con Mons. Paci, nuestro querido amigo Obispo, que conoce nuestra historia en Perú desde el principio y que en los últimos años sigue y sostiene a nuestros jóvenes de Supe, como un buen padre. Luego de un momento de alegría y Fiesta comenzamos la jornada con la oración del Santo Rosario, luego la Santa Misa celebrada por Mons. Paci que estaba muy feliz de estar con nosotros.
A la tarde, luego de rezar todos juntos la Coronilla de la Divina Misericordia, llegó el momento de los testimonios, donde P. Eugenio agradeció por toda la oración que recibió en estos meses, y recordaba a los padres qué preciosa es la Comunidad no solo para los hijos sino para toda la familia. Domenico contó, emocionado, cómo fueron los primeros tiempos de Supe, los comienzos en el desierto, a belleza de ver a los amigos. También los padres Frida y Cesar, Fernando y Anamaría, mamá de Luty, en un lindo momento de compartida, contaron cómo comenzaron los coloquios, en Lima y en Puerto Maldonado, Pucallpa, donde los padres se esfuerzan por encontrarse, rezar juntos, estar conectados por wasap y contar su experiencia con el hijo en el camino comunitario. Para terminar, las madres de los jóvenes de Pucallpa, bailaron una danza típica de la Selva, “Anaconda”, como gesto de agradecimiento.
A la noche vivimos una bella Adoración Eucarística, guiada por nuestros sacerdotes, cuando terminó, P. Stefano pasó el Santísimo en medio de todos, bendiciendo y haciendo una oración particular para cada familia presente, a cada grupo de niños y misioneros. Fue un momento muy fuerte donde invocamos al Espíritu Santo para que pase sobre todos y pueda tocar, sanar, dar paz y serenidad.
El domingo fue el día central de la fiesta, llegaron muchos amigos, familias, consagrados, vecinos de nuestras casas de Villa El Salvador, de Rayo de Luz y de Supe. Amigos de siempre, amigos de los últimos años, a los que siempre agradecimos, saludamos y abrazamos. Alguno de ellos hizo un pequeño testimonio y fue muy bello escuchar cómo la Comunidad ha sido un don para sus vidas, y cómo descubrieron que lo que reciben es mucho más grande que lo que donan. La familiaridad, la belleza de encontrarse juntos, la amistad que nos une y continua, porque se la vive en Dios, por Él, y entonces, por todos. También agradecemos la presencia de nuestros amigos sacerdotes, p. Giuliano, p. José, p. Israel, Mons. Paci y p. Manuel, por su presencia en Supe, por todas las veces que se hacen Providencia Espiritual para nuestras vidas. Agradecemos también a nuestro Obispo, Monseñor Carlos, que, aunque no pudo venir lo sentimos siempre cerca como a un padre que nos quiere bien.
Después del momento de Fiesta y de recibir a todas las personas que fueron llegando, comenzamos la jornada rezando todos juntos el Santo Rosario, testimonios y luego la Santa Misa celebrada por nuestro P. Stefano. El Evangelio del día era la Parábola del Hijo Pródigo, y el padre recordó la primera vez que en el recital “El Hijo Pródigo” de la Comunidad le tocó hacer a él de padre. Madre Elvira le había dicho: “cuando salgas de la casa y mires el horizonte debes tener los ojos bien abiertos, mostrar cómo Dios está buscando su oveja perdida, y la espera.” Contaba cómo se conmovía, a veces hasta las lágrimas, y que también la figura del hijo mayor lo hacía reflexiona4r, es que estaba siempre en casa, pero no había experimentado el amor todavía, porque se había sentido más siervo que hijo uno necesita al otro, dijo P. Stefano, para darse cuenta qué grande es el amor de Dios. Después de la Santa Misa y de un hermoso video de Madre Elvira, los misioneros de Rayo de Luz bailaron la “Cuya Danza”, un baile peruano, con muchos trajes típicos que representa un homenaje al Niño Jesús en su nacimiento. También las hermanas y las tías de Villa Salvador hicieron una danza sencilla, alegre, vivaz, que también incluía a los niños. Para concluir, los jóvenes de Supe hicieron el recital “El Hijo Pródigo” que todos siguieron en silencio, en un clima de oración. Por la tarde recibimos el saludo de muchos misioneros que pasaron por la misión. Era muy bello volver a ver el rostro sonriente de muchos de ellos que con simplicidad agradecían a la Comunidad a la Comunidad y a la Misión por todo el bien recibido.
Agradecemos a Dios por este tiempo de gracia que nos ha concedido, por rezar juntos, volver a encontrarnos, compartir, agradecer, alegrarnos por todos aquellos, que de alguna manera son parte de nuestras vidas aquí, en nuestra Misión de Perú.
¡Agradecemos especialmente a nuestros sacerdotes, a las hermanas que participaron, a los amigos, a Madre Elvira, que desde el cielo seguramente se alegró y rezó con nosotros!
¡¡Los queremos mucho!! Assai!
¡Los misioneros, la familias, los niños, los jóvenes y las hermanas del Perú!
PERU |
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