VISITA A UCRANIA! |
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Leopoli, Ucrania, 18-20 de octubre
Respondiendo a la invitación que nos hicieron amigos ucranianos que vinieron a la Fiesta de la Vida, a mediados de octubre un pequeño grupo, compuesto por don Stefano, don Hubert y dos jóvenes de la Comunidad, Marcel y Jan, viajamos a Leopoli, en Ucrania, para evaluar la posibilidad de abrir una casa en esta tierra tan probada por la guerra. En Leopoli hay un grupo de padres y amigos que conocen y sostienen la Comunidad y que organizaron y acompañaron los días que estuvimos allí. El sábado a la mañana fuimos a una pequeña iglesia dedicada a Don Bosco y celebramos “La liturgia de Dios” con un sacerdote salesiano que nos acompañó todos los días. Luego hicimos una visita al Metropolita de la iglesia Greco-Católica de Ucrania, Ihor Vozniak, que nos recibió calurosamente y con sencillez: el Obispo pidiendo oración por sus fieles, tan sufridos por la guerra, nos dijo qué importante sería la apertura de una casa de la Comunidad en esta tierra tan probada y darle a esperanza a los jóvenes que cuando regresan de la guerra se pierden en el alcohol y las drogas. También estuvo con nosotros el padre Volodymyr Moschchych , párroco de la Iglesia de San Cosme y san Damián en Leopoli, nos hizo de traductor durante nuestra permanencia en Ucrania y en su parroquia tuvimos un bello encuentro con padres, amigos y ex. Muchos de ellos conocieron la Comunidad en Medjugorie, lugar de peregrinación de los ucranianos, sobre todo en estos últimos años para pedir a la Reina de la Paz el don de la paz en su país. Vivimos otro momento conmovedor fue cuando fuimos, con los padres y los amigos, al cementerio de Leopoli, donde están sepultadas muchas víctimas, muchachos jóvenes, al ver su fotografía en las sepulturas, de la edad que tienen nuestros jóvenes, pero que fueron llamados a la guerra y no volvieron. El sábado a la tarde fuimos al monasterio de los monjes basilianos, donde almorzamos y conocimos al Obispo Peter Loza, redentorista. Él también estaba muy interesado en conocer nuestra Comunidad y se veía que el pueblo pedía el comienzo de esta obra de Dios en su tierra. Luego fuimos a ver algunos lugares: un convento, una casa, una escuela, donde sería posible abrir una fraternidad. ¡Ponemos todo en las sabias manos de Dios! El sábado a la noche tuvimos un buen momento de compartida con los amigos y los padres y los jóvenes dieron testimonio. Nos conmovió el espíritu de llevar u poco de esperanza, una sonrisa, el corazón de Madre Elvira, rezar por la unidad en esta tierra, de los padres, de los amigos y estar juntos entre ellos. Agradecemos el recibimiento y seguimos rezando por este pueblo y que el Espíritu Santo y la Providencia nos guíen y nos indiquen el camino a seguir.
Don Hubert