VISITA DE LOS PADRES |
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Pilar, 22 de septiembre 2024
“El don de la vida es el gran regalo que nos hizo Dios a todos y a cada uno” Madre Elvira
Queridos cenacolinos, con mucha alegría les comunicamos que el domingo 22 de septiembre la Fraternidad Nuestra Señora de Luján recibió a los padres de los jóvenes que están en Pilar y de las chicas de Villa Rosa. Fue un agradable día de primavera, y los jóvenes habían preparado todo el recibimiento en el jardín que estaba impecable. Se notaba el esfuerzo y la alegría con que habían preparado todo para esperar y asombrar a las familias.
Comenzamos con los bailes con gestos, todos bailaban, reían y rezaban… ¡entramos en calor con el corazón alegre! Luego, de rodillas todos los jóvenes, rezamos el Santo Rosario que fue seguido por la Adoración Eucarística muy intensa, guiada por el Padre Diego, donde pudimos ofrecer al Señor un pasado lleno de errores para que Él nos lave, nos sane; le dimos gracias a Dios y a Madre Elvira por haber encontrado la Comunidad y estar haciendo este camino. Recordamos a Madre Elvira y sus especiales enseñanzas a los padres para que amemos nuestras vidas y así poder dar amor a los hijos.
Llegó el momento del abrazo entre padres e hijos, al finalizar la Adoración, mientras el Padre pasaba con Jesús Eucaristía entre las familias presentes. Padres y madres que redescubrían al hijo – conmovidos, llorando, empezaban a comprenderlos y a perder los muchos miedos que traemos y entregarnos a las manos de Dios.
Luego vino el almuerzo, durante un buen tiempo compartimos la alegría de estar juntos. Los jóvenes habían preparado una sorpresa para los padres, una representación de su vida: mostraron cuánto sufrimiento tuvieron en el pasado, la vida en el mal, y la alegría de vivir una vida sana y transparente, luego los testimonios de varios chicos y chicas. Finalizamos el encuentro con la Santa Misa.
Agradecemos a la Comunidad Cenacolo por guiarnos a sanar las heridas de las familias, por haber pasado un día de sana compartida junto a Jesús y a las personas que queremos. ¡Gracias Madre Elvira porque lograste ver que la presencia de Dios es lo que nos sana!
Testimonios:
Soy de Catamarca, tengo 26 años, hace unos meses que estoy cambiando mi vida en la Comunidad, tengo dos hijos, una nena de 6 y un varón de dos años, Martina y Lázaro. El 22 de septiembre tuve la visita de mis hijos, de su madre y también de mi mamá. Una visita que venía esperando muy ansioso, no sabía de qué iba a hablar con ellos hasta que en un momento vi la felicidad en la mirada de mi madre y de la madre de mis hijos. Viví muy bien y positivo mi primera visita, al saber que toda mi familia me está acompañando en mi camino. Fue un día lleno de emociones, sus sonrisas transmitieron paz y tranquilidad a mi corazón. Pude disfrutar mucho de ellos ya que antes no lo hacía. Estoy feliz en la Comunidad y tengo el propósito de seguir caminando. Viví muy presente la Adoración, especialmente cuando mi hija se arrodilló a mi lado. Verlos fue como recargar las baterías, necesitaba verlos y hablar. Estoy muy contento por el don que me dio la Comunidad. Patricio
Esa mañana me desperté muy nervioso y ansioso, no sabía de qué iba a hablar, cómo contarles lo que estoy viviendo. Dejé todo en manos de Dios para que me dé fuerza, siempre con la verdad. Al ver a mi familia solo les pude transmitir felicidad y emoción, y ellos a mí. Vi a mi familia y a la mamá de mis hijos muy felices porque yo estaba haciendo algo bueno por mi vida. Viví la Adoración muy bien y con el corazón, sentí que mi señora también la vivía así. Me dieron mucha fuerza para seguir por este buen camino. Extrañaba mucho a mis hijos, los amo. Esteban
Cuando me enteré que mi familia vendría al encuentro tenía muchas expectativas porque no sabía cómo iba a reaccionar mi hijo. En el momento tuve mucha ansiedad y nervios. Cuando los vi llegar me dio una alegría inmensa. El momento del Rosario y la Adoración los viví intensamente ya que rezaba con mi hijo en mi regazo y mi madre a mi lado. Podía pedirles perdón a ellos por todo el dolor que les causé y sentí su misericordia. Sentí mucha alegría de poder compartir con mi hijo porque podía ver la cara de felicidad en su rostro. En el momento de la representación me sentí reflejada, ya que siempre dejé que el mal me sedujera, dejándolo ganar. Me gustó mucho hacerlo entre todos los que estamos en la misma lucha. Cuando tuve que dar el testimonio estaba nerviosa porque podía salir mal, pero dejé que todo fluyera. Me gustó mucho poder compartir la Misa con mi familia porque nunca lo había vivido ¡Al despedirnos me dio nostalgia ya que sentí que el tiempo fue poco, pero me quedé feliz y en paz porque estuve con ellos y me vieron distinta! Noelia
Cuando llegaron mi madre y mi hermana me puse muy contento y me conmoví. Empecé bien, guiando el segundo misterio de Gozo. Alrededor nuestro había mucha gente, familias nuestras que rezábamos todos juntos con alegría. La Adoración me llegó mucho, las familias derramaban lágrimas de felicidad cuando Jesús pasaba junto a ellos. La representación de nuestro pasado y presente fue muy linda. Todo estuvo cargado de emoción. En la Santa Misa, cantamos, bailamos todos juntos, rezábamos y cantábamos para nuestro Señor. Julio
Me resulta difícil describir lo que viví cuando recibí la noticia que vendrían mis papás Me encontré con una mezcla de emociones y sentimientos predominando la felicidad porque lo venía anhelando mucho por el contexto de mi llegada a la Comunidad, esa última imagen de los dos, preocupados, con lágrimas en los ojos y yo tocando la puerta sin haber hecho coloquios. Los vi bajar de la camioneta y corrí a abrazarlos sin pensarlo demasiado, con esas ganas de que la primera palabra fuera “gracias”. Y así fue que en ese momento sentí la paz y luz que tanto deseé. Tenía miedo, ansiedad de lo que podía llegar a pasar después de toda la decepción, mentiras y demás tentaciones del maligno, las cuales tratamos, de todo corazón, representar con mis hermanos ese día, superando la vergüenza e indiferencia. En el momento del Rosario y de la Adoración fue muy fuerte verlos arrodillados juntos adorando a Jesús, que intercede entre nosotros, que todo lo puede, que me hizo volver a reencontrar mi fe, que me hace crecer en perseverancia. En la Misa estuve de la mano de ellos, sentí de nuevo que estamos unidos, que estamos en el camino, que me acompañan en mi vida resucitada. Me parece increíble, algo que nunca imaginé, ya que no solo está el hecho de sacarme la droga sino la escuela de vida donde veo la verdadera amistad, misericordia. Enterarme que mis hermanos buscaban nuevamente a Dios, me llena el alma. Compartir todas las cosas bonitas y las luchas por las que pasamos en estos meses me carga de fuerza, la oración del corazón llega. Los chicos daban y recibían el “perdón”, me emociona, y espero poder compartir mucho más de lo que nos enseña la obra de Madre Elvira. Celeste