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Filipinas, 25 de junio 2024
El martes 25 de junio, en la Fraternidad “Tierra Prometida", en Filipinas, celebramos la bendición del terreno y el comienzo de los trabajos de construcción de la nueva casa, destinada a recibir los próximos jóvenes que llegarán a golpear a nuestra puerta en esta maravillosa parte del mundo.
A las 10 de la mañana recibimos a nuestro Arzobispo, Mons. Sócrates Villegas, junto con los amigos y vecinos que nos acompañaron y ayudaron y ayudaron en estos primeros años en esta tierra calurosa. A las 11 comenzó la ceremonia en la que, luego de la bendición, enterramos una “cápsula del tiempo”, una memoria futura de este momento, que tenía el proyecto de la casa, nuestra foto, la foto de Madre Elvira con Hermano Peter y Daiane, la foto de nuestros hermanos y hermanas consagrados en el Retiro de Pentecostés y un Rosario bendecido por el Papa.
Luego, Monseñor Villegas arrojó simbólicamente la primera palada de cemento en los cimientos de la casa, seguido por todos que hicieron lo m ismo, o sea, nosotros, los amigos y los vecinos presentes.
Después compartimos en amistad y sencillez un refrigerio que habían preparado los jóvenes. Fue bello y emotivo ver y escuchar cómo nos quiere la gente del lugar, y una vez más pudimos tocar con las manos, a través de la Providencia, cómo Dios nos demuestra su amor: ¡justo un día antes arribaron dos paquetes, llegados de Estados Unidos, con lo que se sirvió!
Fue hermoso para nosotros poder ser testigos de este primer paso en la realización de este gran sueño, que esperamos pueda ser signo de esperanza para muchas personas de Asia y Oceanía.
Un primer paso que llega gracias al trabajo y el sacrificio de muchos hermanos que pasaron antes, que supieron “arremangarse” y trabajar duro en muchos momentos difíciles, manteniendo viva la esperanza cuando todavía ni se veía esta realización.
En el corazón sentimos el deseo de dar gracias primero a Jesús y a María, que hasta hoy siempre nos guiaron y sostuvieron en nuestro camino, y nos demostraron, a través de muchos pequeños signos, que estamos caminando en la voluntad de Dios.
Un fuerte gracias a Mons. Sócrates, por el apoyo y el afecto paterno que siempre nos demostró, y a los sacerdotes y religiosas de la Diócesis que nos acompañan y que nunca nos dejaron faltar la Providencia Espiritual. Un agradecimiento especial a nuestros queridísimos amigos Jimmy, Irene, Francis y Therese, siempre a nuestro lado. Nuestra gratitud también a los administradores locales, que siempre estuvieron disponibles y nos ayudaron con todos los requisitos de los trámites legales. Un gracias también a los amigos y a las personas del lugar, que cada día, con pequeños y simples gestos, nos hacen sentir bien recibidos y queridos.
¡Gracias por todo y por siempre!
La Fraternidad “Tierra Prometida”