TESTIMONIO EN CHASCOMÚS!

                       Buenos Aires, 23-24-25 de junio 2024

Chascomus 4El Obispo de la diócesis de Chascomús, Mons. Juan Ignacio Liébana invitó a los chicos de la Comunidad Cenacolo para que dieran su testimonio de cómo fue recuperar el sentido de la propia vida y pasar de las tinieblas a la luz.

Durante 3 días los chicos recorrieron colegios y parroquias en las ciudades de Chascomús, Dolores, Ledesma y Maipú. En cada lugar fueron recibidos con mucha alegría y calidez por cientos de jóvenes, docentes, directivos y feligreses.

También participaron de las fiestas patronales de la parroquia San Juan Bautista en la ciudad de Dolores. El obispo Juan Ignacio comentó brevemente de qué se trataba la Comunidad Cenacolo y expresó su deseo de que hubiera en la Diócesis una fraternidad dedicada a la recuperación de tantas vidas afectadas por el flagelo de la droga.

El obispo está especialmente comprometido en recuperar el monasterio de Gándara. De hecho, el 17 de junio se realizó la primera jornada de trabajo con el fin de comenzar a limpiar el predio. La convocatoria fue muy grande. Asistieron alrededor de   150 personas de toda la diócesis quienes colaboraron generosamente en los distintos trabajos.     La segunda jornada tendrá lugar el domingo 20 de julio.Chascomus 3

El deseo del obispo es que en ese lugar funcione una Casa de Retiros para los distintos movimientos religiosos de la diócesis y que también sea un lugar para recuperación de adicciones.
En cada colegio y parroquia que visitó en estos días con los chicos de la Comunidad pidió especialmente a todos que rezaran para que ese espacio estuviera a cargo del Cenacolo.

Testimonios

Hola, Me llamo Oscar, tengo 24 años, soy de Asunción, Paraguay. Hace 11 meses que estoy en la Comunidad Cenacolo. Ingresé en Paraguay, pero me transfirieron a Argentina, a la Fraternidad Ntra. Sra. De Lujan, en Pilar. Muy feliz, aprendiendo día a día a amar más la vida. Hace un par de días el responsable de la casa, me dice que voy a dar testimonio en una ciudad llamada Chascomús, provincia de Buenos Aires, invitados por el Obispo, Mons. Juan Ignacio. Al principio me empezó a ganar el nerviosismo y el miedo. El primer testimonio fue en una parroquia pequeña, antes de hablar comencé a orar, y al final, ver cómo la gente se sentía tocada o el simple hecho que se acercaban para darme fuerzas acompañado de un cálido abrazo, me hizo sentir en casa y me saqué un peso de encima que había cargado durante muchos años. Así empezó una hermosa experiencia que duraría tres días. Pasamos por otras iglesias y colegios secundarios dando testimonio de mi resurrección. También conocimos Gándara, un viejo monasterio abandonado y consumido por el tiempo, me entero que hay proyectos de querer una Fraternidad, lo que me llena de emoción por estar ahí viviendo toda esta oportunidad. Estoy muy agradecido con los amigos de la casa que nos acogieron, con Monseñor Juan Ignacio y con la Comunidad que me está devolviendo la vida y creando experiencias únicas como la vivida en Chascomús. Gracias.

 

 Me llamo Cristian, tengo 42 años, hace más de un año que formo parte de la Comunidad Cenacolo, la cual es parte de mi vida. Les cuento como viví el testimonio en Chascomús y en otras ciudades de los alrededores. Fue una experiencia maravillosa que jamás pensé que iba a vivir, y menos a mi edad. Poder contar a todos parte de mi vida y parte de la resurrección que estoy viviendo, cómo pasé de esas tinieblas oscuras a poder ver luz e irradiarla a los demás. Fue duro al principio, en los primeros colegios me invadían los nervios, luego fue pasando, las lagrimas al contar mi vida, me acompañaban, porque no aguanto quebrarme al contar mi cambio, mi renacimiento. En un momento no podía creer estar contando a gente que no conozco, mi vida, mis mentiras, mis engaños, pero sobre todo mi egoísmo, lo mal papá que fui durante mucho tiempo. Viví muy bien los testimonios, me emocionaba cuando la gente me hacía preguntas. Fue una experiencia única, que hoy, gracias a Dios que hizo posible que yo pudiera cambiar, pudiera contarles. Gracias a la Comunidad Cenacolo que me devolvió la vida.

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