DESDE BRASIL... |
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Mogi das Cruzes, Brasil
5-6 de noviembre 2022
Desde hace meses en la misión de Mogi das Cruzes, en Brasil –la primera misión para niños abierta en Latinoamérica hace 25 años- se respiraba un aire de preparativos…Llegamos desde todo el mundo, desde Centro y Sudamérica (Paraguay, Argentina, Perú, México, Chile, Colombia)también algunos desde Italia, ¡¡Mauricio y Dario, los dos primeros misioneros que llegaron a esa tierra!!
A medida que llegaban los jóvenes les daban una bella acogida, también los tíos, las tías y se notaba en al aire la gran alegría de verse, algunos por primera vez, otros luego de años. Todos se pusieron a disposición para los últimos preparativos, mientras veíamos llegar las familias de los jóvenes de la Comunidad y era emocionante participar del encuentro de padres e hijos, hecho de abrazos y lágrimas de sanación luego de años de oscuridad, y ahora se leía en sus ojos la alegría por la vida renacida.
A pesar de ser de tantos países distintos nos sentíamos en familia, una familia hecha también de muchos amigos, sin miedo al sacrificio, que cocinaban para nosotros día y noche para que todo esté a punto y no faltara nada.
¡¡Finalmente llega el día tan esperado y lo comenzamos cantando y bailando!! Somos chicos y chicas en camino, familias, amigos, sacerdotes, Hermanas Misioneras de la Resurrección, misioneros, niños de la misión y “niños” que crecieron con nosotros, hijos de la Comunidad…¡todos reunidos para dar gloria a Dios por todos los milagros realizados en estos 25 años de VIDA!!
Luego de rezar el rosario, encomendando a Nuestra Señora Aparecida todo lo que viviríamos en estos días. El primer testimonio fue de Maurizio, quien con el corazón lleno de gratitud, agradece por los primeros tiempos, que no fueron fáciles, donde había tanta pobreza pero también mucha fe en Dios, que tomó el rostro de amigos que nos dieron una mano. “¡Qué bello abrazar algunos de los primeros “niños” recibidos y verlos ahora aquí, más altos que yo, hechos hombres con sus propias familias…me llena el corazón de mucha alegría y emoción!”
Un grande GRACIAS para todos los amigos que perseveraron durante tantos años, donándose en la misión, como Giacomo, abogado y presidente de la Asociación, que tomando la palabra, contó su encuentro con Madre Elvira, en la que vio una mujer con una gran fe en Dios y en las personas, mientras él se sentía muy pequeño y muy pobre frente a ella.
Diane, una de las consagradas laicas de nuestra Comunidad, subraya que todos nosotros los que estamos allí somos un milagro…Nos contó su experiencia, que afuera tenía todo, familia, trabajo, amigos, y sin embargo sentía un vacío adentro. Un día, al entrar en la capilla de Mogi, se dio cuenta que ese pedazo de corazón que le faltaba lo encontraría solo donándose incondicionalmente al Señor. Hoy día, sufre mucho por su enfermedad pero trata de vivir todo como un don y nos invitaba a no tener miedo de DAR TODO, la importancia de la oración, no solo la personal, sino la de intercesión de los otros por ti.
En la Eucaristía pusimos sobre el altar todas estas intenciones y luego tuvimos una bella Adoración Eucarística, para agradecer y para reconciliarse, sobre todo en la familia. Este clima de oración y de recogimiento permitió a cada uno pedir, desde lo profundo del corazón, un milagro y era tangible la presencia de Dios en cada gesto, palabra e intención.
La fraternidad de Mogi preparó el recital de El Hijo Pródigo, que todos seguimos con mucha atención porque es la historia de cada uno de nosotros, desde el momento de oscuridad al regreso a la Luz gracias a la Comunidad Cenacolo y a Dios que nos recibió como un Padre.
Los días siguientes vivimos momentos intensos entre chicos y chicas tratando el tema de la CONVERSIÓN DEL CORAZÓN y la importancia de la VERDAD con nosotros mismos y entre los hermanos de la Comunidad sin miedo a vernos pobres y aceptando la ayuda fraterna.
Tía Daiane y tía Antonia nos compartieron qué importante es tener una mirada limpia y confiar nuestros buenos deseos a Dios, tener siempre como modelo de hija, esposa y madre a la Virgen.
Don Eugenio y don Marco, en cambio, les recordaron a los jóvenes saber esperar los tiempos de Dios, ya sea en lo que respecta al camino personal y también en la relación con una mujer, usar la cabeza de un modo sano y no dejarse llevar solo por los sentimientos. Todos juntos vivimos luego la Adoración en la que hicimos memoria del paso de Jesús en nuestra vida y agradeciendo por todos los milagros que ha realizado.
Otro don inesperado fue una llamada con el Padre Stefano, Don Massimo y las Hermanas Misioneras de la Resurrección desde Pagno, con ellos bailamos, cantamos y compartimos una parte del encuentro. Padre Stefano y sor Claudia agradecieron a Padre Eugenio y Don Marco por la perseverancia en este último período….” ¡No están solos, toda la Comunidad está con ustedes!” decía Padre Stefano con el corazón agradecido hacia todos los misioneros que donaron algunos años de su vida en esta tierra.
¡No podía faltar una visita al Santuario de Nuestra Señora Aparecida!! Todos entusiasmados por este regalo partimos con mucha alegría en el corazón y cuando llegamos, tuvimos la Santa Misa todos juntos dentro del Santuario. Por la tarde paseamos por el parque, donde están las estaciones del Vía Crucis, rezando el Rosario y la Coronilla de la Divina Misericordia. ¡Hacía calor! Pero habíamos ofrecido toda nuestra sed y el cansancio por Madre Elvira y por todos los jóvenes que están haciendo su camino en la Comunidad, y era bello ver a cada uno de nosotros luchar y ayudarnos mutuamente.
También pudimos visitar la Capilla donde estaba antes la imagen de Nuestra Señora Aparecida, donde tantos brasileros han recibido gracias y milagros. Regresamos con el corazón lleno de mucha riqueza espiritual y con ganas de seguir entregándonos y luchando allí donde estemos, los bolsillos llenos de ayudas y consejos para el camino, y mucha voluntad de crecer cada vez más con Dios!
Fue una experiencia fuerte, una mezcla de alegría, sanación, luz y mucha vida compartida con toda la gran familia del Cenacolo.
¡Agradecemos a todos los que hicieron posible esta fiesta, los que hicieron el servicio y los que rezaron! ¡¡Gracias Nicola, por el deseo que Dios puso en tu corazón y gracias Madre Elvira por haber dicho que “Sí”!!!
La gran familia de la Comunidad Cenacolo de Latinoamérica
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