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¡LA FIESTA ES PARA USTEDES! |
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No hay un regalo más bello ni más grande que pudiéramos recibir de la Virgen en el día en que la Iglesia la festeja como la Inmaculada, día en que concluía el año de Su Esposo, San José, que el Papa Francisco propuso a los fieles como modelo de oración y paternidad durante el año 2021.
Por la tarde del Día de la Inmaculada, una sorpresa colmó de alegría el corazón de toda la “gran familia” de la Comunidad Cenacolo: una visita privada, sorpresa, del Santo Padre a la fraternidad Buen Samaritano de Roma, en la calle Portuense, nacida hace tres años en un ala del Centro Nazareth, sede del movimiento FAC (Fraterna Ayuda Cristiana). Las hermanas, ya ancianas, le ofrecieron a la Comunidad una parte independiente del gran complejo del centro de espiritualidad que ellas dirigían. Así, la Comunidad encontró su lugar en la periferia romana, junto al corazón de la Iglesia. En esa casa vivió sus últimos años Monseñor Diego Bona, Obispo emérito de Saluzzo, que amó y acompañó mucho la obra surgida del “sí” de Madre Elvira.
La visita sorpresa del Santo Padre, para vivir un momento simple de encuentro con la Comunidad y bendecir la capilla dedicada al Buen Samaritano, que los jóvenes
de la fraternidad hicieron con sus manos, fue toda una explosión de alegría y conmoción.
Lo recibimos festivamente con cintas de colores y cantos de alegría. Luego de saludar al matrimonio responsable de la casa de Roma, Andrea Giorgetti y su esposa Antonia y sus dos hijos Nicoló y Benedetta, y a algunas hermanas del FAC que le dieron la bienvenida, el encuentro siguió en la sala de conferencias donde había unos 80 jóvenes, chicas, familias, sacerdotes, consagrados y hermanas, de la gran familia del Cenacolo. Las hermanas ancianas del FAC estaban muy emocionadas, habían esperado este momento toda su vida.
En el salón, el Papa fue recibido por los jóvenes que cantaban con alegría y quedó asombrado de contemplar estas vidas resucitadas. Primero escuchó el saludo de Marco Zappella y de su esposa Cinzia, responsables de Medjugorge, que saludaron al Papa cálidamente y con sencillez. Luego, miró atentamente un film sobre la vida de San José realizado por los jóvenes de la Comunidad de Medjugorge, varones y chicas para el año de San José. Lo realizaron en base a la Carta del Papa “Patris Corde”. Lo presentaron por primera vez en la Fiesta de la Vida 2021 de Saluzzo.
Al terminar, algunos dieron testimonio de su paso “de las tinieblas a la Luz” gracias a su encuentro con la Comunidad Cenacolo. Testimonios simples, conmovedores, que tocaron el corazón del Papa. Luego P. Stefano presentó el saludo de Madre Elvira en un pequeño video realizado donde ella vive en este tiempo, asistida por algunas hermanas que son sus “ángeles custodios”. Así, Madre Elvira estuvo presente en el encuentro, dando su saludo y su “¡gracias!” al Santo Padre, desde el lecho donde vive con serenidad y abandono su Cruz.
Entonces, Papa Francisco tomó las palabra y dijo: “¡La fiesta es para ustedes!” refiriéndose a la parábola evangélica que narra la invitación a la boda, subrayando que
los que aceptan la invitación son los pobres, los rengos, ciegos, mudos, los necesitados que ya no tienen nada que perder…Somos nosotros, Comunidad de pobres pecadores que el Señor ha querido invitar a su banquete. Nos alentó a no tener miedo de nuestras miserias, a entregarlas al Señor con confianza, en la certeza de que fuimos salvados “¡Somos los salvados!”- nos lo repitió, para que tomemos consciencia que es verdad que hemos sido pecadores, personas que han desperdiciado la vida por años, pero hoy estamos salvados, personas que Cristo redimió con su infinita misericordia.
Nos alentó a seguir adelante con confianza porque hay muchos que están en las tinieblas que esperan que alguien les diga “existe la posibilidad de una vida mejor”. Dirigiéndose a las ancianas hermanas del FAC les agradeció por no haber cerrado el corazón en el egoísmo sino por haberlo abierto a compartir, recibiendo en una parte de su casa la presencia de la Comunidad Cenacolo, que ahora es una bendición para ellas.
Luego reflexionó sobre la vida consumida de Madre Elvira, a quien el Santo Padre había conocido en diciembre de 2005 cuando era Arzobispo de Buenos Aires y madre Elvira estaba acompañando al grupo de jóvenes que abrió la primera fraternidad en Argentina y les dio su bendición. Nos invitó a seguir adelante con confianza porque la cruz que ella vive en este tiempo hace más fecundas las semillas de bien que Dios, a través de ella, sembró en muchos corazones.
También bendijo los rosarios hechos por los mismos jóvenes, que serán entregados a todos los que están en las diversas fraternidades y misiones como recuerdo de esta inolvidable visita. A continuación fue a la capilla de la fraternidad dedicada al Buen Samaritano que los jóvenes del Cenacolo de Roma, ayudados por otras fraternidades, construyeron con sus propias manos.
El Santo Padre bendijo la capilla para concluir el año de San José, rezando una oración y dándonos su bendición. Después quiso saludar a todos los presentes, uno por uno, nos hizo sentir importantes, hijos amados del Señor a través del corazón de Pedro, hoy Papa Francisco. Todos pudieron fijar la vista en su mirada intensa y luminosa para recibir un saludo personal y aliento, empuje.
El Papa retornó al Vaticano visiblemente contento, en medio de la carrera alegre y festiva de las hermanas, los chicos y chicas de la Comunidad que lo acompañaron corriendo un largo trecho junto al Ford Focus oscuro mientras se alejaba entre cantos de alegría y lágrimas de emoción.
Una inmensa alegría quedó en el corazón de todos, imposible de describir, que necesita ser custodiada y meditada para que sea riqueza de vida, de servicio, don. Fuimos confirmados por al Papa, abrazados, bendecidos…con la certeza interior que esto lo quiso Dios porque ni lo buscamos ni lo programamos nosotros. Llegó inesperadamente y por eso todo fue más bello.
Todas nuestras comunidades en el mundo pudieron participar de la visita del Papa en directa. Justo ese día habíamos programado un momento de encuentro todos por streaming, por la Solemnidad de la Inmaculada, para bendecir la capilla…pero cuando vieron llegar al Papa, un grito de alegría atravesó el mundo para unirse a nosotros, para alabar y bendecir al Dios de la Vida por un don tan extraordinario.
Gracias al Papa Francisco por encontrar el tiempo para una Comunidad pobre y sencilla, por la alegría que tenía en el corazón de poder compartir con nuestros jóvenes heridos, pobres y pecadores como nosotros, pero amados inmensamente por Dios. ¡La visita del Santo Padre nos dejó la certeza de que somos amados, abrazados y bendecidos por Dios!
La vida de cada uno de sus hijos, especialmente de los que habían perdido el camino, vale mucho para Dios! ¡El Papa nos lo recordó y no queremos olvidarlo más!