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Fraternidad Nuestra Señora de Luján
Pilar, 5 de diciembre 2021

                   

                                 PREPAREMOS EL CAMINO DEL SEÑOR… (Lc 3,4)

¡Qué lindo fue festejar el 16° aniversario de la Fraternidad Nuestra Señora de Luján en Pilar! Por la mañana, recibimos con lindos gestos a los familiares que llegaban, esta primera fiesta después de la pandemia se hizo con protocolo y poca gente invitada.
Rezamos todos juntos el Santo Rosario y luego hicimos un bello momento de Adoración. Se respiraba un clima de bondad y alegría, ver el encuentro de los padres con los hijos renueva nuestra fe. Después vimos un video muy conmovedor de nuestra Madre Elvira y otro con saludos de los amigos.

Almorzamos los tradicionales “choripan” y asado de Argentina, para gusto de todos los invitados.
Por la tarde dieron testimonio algunos jóvenes y amigos. Vimos un video de Madre Elvira y fue muy lindo sentir la emoción de los presentes al verla.

En seguida tuvimos la Santa Misa con el Obispo Justo, fiel amigo de la Comunidad en estos últimos años desde que lo nombraron en nuestra Diócesis, junto a Padre Diego, Padre Eduardo y Padre Hernán.  En su homilía era fuerte escucharlo hablar cómo tenemos que preparar bien el camino del Señor.

Al atardecer había que despedirse los hijos de los padres. Todos se iban con el corazón rebosante de alegría y con mucho para rezar y meditar por haber pasado una fiesta de la Vida en la Comunidad. ¡Gracias Madre Elvira, siempre nos comunicas tu espíritu te alegría!

 

 

 

TESTIMONIOS

ALICIA:

Hoy se celebran 16 años de la casa de Pilar y tuve la bendición de poder ser parte de ella, como lo hago hace ya 10 años. Gracias a Dios por permitirme estar acá. Pude llegar unos días antes y pude ver cómo cada uno desde su lugar, ponía todo su esfuerzo para recibir de la mejor manera a cada uno de los asistentes. Esto antes no lo había vivido ya que, cuando llegaba para la fiesta, ya estaba todo preparado en perfecto orden. Compartir en la Comunidad los momentos de oración me fortalecía y me animaba a dar lo mejor de mí para ayudar a los chicos desde mi lugar. La fiesta fue sencilla, íntima, y como todas las anteriores, muy alegre.

El encuentro con otros padres y familias lo viví con emoción, también extrañé a muchos que no asistieron. Cuando Chema me pidió subir al escenario, me sentí contenta pero también nerviosa, pensaba: “Qué puedo decir yo ahí arriba…” tenía que hablar sobre cómo preparaba, como amiga de la Comunidad, el camino al Señor.

Pude compartir cuando Jorge, el responsable de Catamarca, me hacía la pregunta, que la primera palabra que vino a mi mente fue “obedecer”, desde que conocí a la Comunidad. Cuando comencé como madre, quise obedecer, aunque no siempre podía entender la propuesta de la Comunidad, pero seguí y permanecí.

Y hoy invito a otros padres a seguir en el camino y a contagiara otros más para que se sumen. Muchas veces pasé por momentos que no entendía y que me costó quedarme en silencio y esperar a que Dios mostrara qué me quería decir, y puedo asegurar que Él siempre se manifestó. Doy gracias a Dios por este camino y por poner en él a esos ángeles que siempre me sostienen y ayudan, y un GRACIAS inmenso a Madre Elvira por ser Luz.

CECILIA:

En la espera de la Fiesta de la Vida sentía y veía la ansiedad y el nerviosismo que se vivía en la casa. No tenía idea de lo que era. Llegó el tan esperado día, partimos de nuestra casa de Villa Rosa a la de Pilar. Cuando entramos y vi tantas personas, pensé que quizá encontraba a alguien, así fue que tuve el don de encontrarme con mis padres. En el preciso momento que los veo experimenté la sensación de que todo se me desarmaba, fui, los abracé y les dije cuánto los extrañaba y los amaba.

La tarde transcurrió y pude ver que ellos también están haciendo su camino, los vi disfrutar y vivimos la Misa tomados de la mano. Nunca me había sentido tan amada y en familia como en esos momentos. Pude apreciar que así como estoy sanando y aprendiendo a vivir en la verdad, eso no implica solo mi vida, sino la de mi familia también, que cada vez se va agrandando un poco más gracias a la Comunidad. Si hay algo en este escrito que haya movido tu curiosidad te invito a que intentes vivirlo. Gracias. Cecilia.

FERNANDA:

Hola, me llamo Fernanda, tengo 23 años y un niño de 6, Benjamín. Hace unos meses venía a hacer una experiencia por un mes, máximo dos, y ya estoy casi cinco meses. Y por qué cuento esto de los meses… es porque he tomado una iniciativa para una vida nueva y un nuevo renacer conmigo misma. Y acá comienzo mi camino como mujer, mi camino hacia la Luz, como mujer, como mamá, compañera y todo lo que le sigue. El estar en Comunidad en sí me es fuerte. Me hace ver en el día a día detrás de situaciones, confrontos y verdades.

Una de las cosas fuertes que viví fue cuando Elisa me dijo que iba a bailar en la Fiesta de la Vida. Mi primera reacción era de no creer, era algo que no me hubiera imaginado. Sentía miedo, inseguridad y un poco de ansiedad, pero luego pensé que para mí iba a ser un crecimiento y un paso más para dar. En los días de ensayo al principio no sabía nada y me era difícil recordar y moverme un poco más. Cada día de ensayo era un desafío para mí, la impaciencia y la inseguridad me acompañaban, pero también las ganas de vivirlo y superarme, esto le ganaba. Tenía días en los que daba más y otros solo un poco. Me sentía cansada físicamente pero la voluntad de querer seguir me levantaba. Me sentía bien de poder recibir el don de bailar con mi pareja, Tomás.

Me hacía pensar en qué grande es Dios y me sentía lista para ello. También el no poder estar casi con Benja y ver actitudes y situaciones con él a veces me dificultaba estar presente en el ensayo. Con los compañeros de baile me sentía segura y veía que coordinábamos, tuvimos algunas situaciones por mi impaciencia pero luego lo pude llevar con madurez. Fueron días en los que viví muchas cosas como mamá, amiga, compañera y pareja, pude hablarlas y salir de ellas.

El día de la Fiesta eran muchas emociones encontradas, en un momento veo desde lejos llegar a mis padres: sentí mucha alegría y emoción y corrí hacia ellos. La Comunidad me ha regalado esta visita y me hace ver cómo piensa en nosotros, cómo nos escuchan y nos enseñan a confiar, confiando primero ellos en nosotros. Es muy fuerte poder vivirlo, estar con mis padres, sentir su acompañamiento, que quieran entender y seguir el camino a la Luz. Viví profundamente la Santa Misa y sentía la presencia de Dios, sentía amor, paz y alegría, en el corazón sentía familia, sentía unión. Era fuerte vivirlo interiormente como hoy lo estoy viviendo, con verdad y entendimiento.

Luego tuvimos el don de recibir la  Confirmación con Tomás. Sentí calma, me sentí libre y feliz al dar este paso. Dios está obrando en nosotros y hoy pude verlo y sentirlo de verdad. Doy gracias a la Comunidad y a cada chica, a cada persona por estar, por hacerme ver la Luz detrás de ellos.