El Santo Padre...¡en Eslovaquia!

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                                          Viaje apostólico del Santo Padre Francisco a Eslovaquia
                                                        Eslovaquia, 15 de septiembre 2021
                                                 Memoria de Nuestra Señora de los Dolores


¡Desde Eslovaquia deseamos compartir con todos ustedes una gran alegría! ¡El pueblo eslovaco ha vivido la gracia de recibir la visita del papa Francisco!

Su llegada estuvo acompañada de oración, todos estábamos esperando para escuchar lo que el Espíritu Santo quería decirnos a través de la voz del Santo Padre. Vivimos días bendecidos, plenos de alegría, paz y …sol!

ESLOVAQUIA DSC01177111111El Santo Padre estuvo aquí cuatro días con un intenso programa. Tuvo encuentros con sacerdotes, los obispos, religiosas, catequistas en la Catedral San Martín de Bratislava, junto con políticos y los representantes de los diversos credos religiosos. También visitó a los más pobres, acogidos por las Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta, y también un barrio de gitanos. Una mañana también celebró la liturgia para nuestros hermanos en Cristo, greco- católicos del Este de Eslovaquia.

Para alegría de muchos jóvenes, el Papa hizo un encuentro con miles de jóvenes en un estadio; los animó y respondió tres preguntas importantes para la fe de cada uno de nosotros: el Sacramento de la Reconciliación, la importancia de la pureza en el mundo de hoy y el valor de la elección del Sacramento del Matrimonio y recibir los hijos.

El último día, el 15 de septiembre, Papa Francisco visitó la Basílica Nacional de Sastin, dedicada a la Virgen de los siete Dolores, Patrona de Eslovaquia. Allí celebró la Santa Misa, donde algunos de nosotros tuvimos el don de participar junto con nuestro Don Andrea y los hermanos consagrados Denis y Luciano.

Fue muy bello y nos dio coraje ver tanta gente, especialmente jóvenes, felices de testimoniar su ser cristianos y creyentes. En la homilía el Papa nos habló del carácter de laESLOVAQUIA MG 20210920 WA0003 Virgen; en particular que Ella siempre tuvo compasión por los que sufren y los que necesitan ayuda. Nos la mostró como ejemplo a seguir para vivir la fe en lo cotidiano.

Durante su visita, el Santo Padre en la tierra eslovaca, nos mostró muchas veces el Evangelio en la práctica: cuando abrazaba, alentaba, sonreía a todos sin hacer diferencia. Al observarlo, muchas veces venía a nuestra mente y a nuestro corazón, nuestra Madre Elvira, que siempre nos enseñó a vivir la Palabra de Dios en lo cotidiano, de un modo similar a lo que testimonia el Papa Francisco.

¡Te agradecemos de corazón, Papa Francisco, por las palabras y los gestos de amor que nos regalaste en Eslovaquia y rezamos por ti!

                   La familia cenacolina de Eslovaquia

NUESTROS TESTIMONIOS

Agradezco a Dios haber participado en la Santa Misa celebrada por el Papa Francisco. Una peregrinación inolvidable…¡nunca había vivido una experiencia así! Partimos antes del amanecer…rezamos el Santo Rosario y la oración de Laudes antes de la llegada del Papa. De su homilía me quedó resonando en el corazón este pensamiento: la Virgen María, a pesar de sus “siete” dolores, dijo que “Sí” a Dios, acompañando en el Via Crucis a su Hijo, también hoy camina junto a nosotros mientras llevamos la cruz. Al finalizar el programa, cantamos y bailamos nuestras canciones con gestos, me sentía cargado y lleno de alegría. Estoy muy agradecido de haber testimoniado lo que vivimos en la Comunidad, a la gente que nunca habíamos visto antes. Anton

ESLOVAQUIA DSC01160111Fue muy fuerte la espera de la llegada del Papa: en el momento de oración personal le pedí a Jesús que prepare mi corazón, porque deseaba vivir plenamente este encuentro. En particular le pedí que aumente mi fe. A la mañana, antes de partir, me enteré que había un problema con mi documento: no sabía qué pasaba. Primero le pregunté al responsable, y luego a mí mismo: “¿Por qué no puedo estar a tu lado?” Mi corazón se llenó de tristeza, negatividad y envidia. Quería una explicación de Jesús: “¿Cómo puede ser que todos los demás puedan ir y yo no?” Y Él me hizo una pregunta: “¿Qué quieres de mí?” En seguida le dije: “Quiero estar contigo.” En ese momento sentí paz. Y Él continuó: “Yo estaré contigo, y también mañana, si no me sacas de tu corazón. Encomiéndate, solo quiero cosas mejores para ti.” Luego logré aceptar que mañana no iría a ninguna parte, pero que hoy, y también mañana, viviría con Jesús y con los hermanos. ¡Y sucedió un milagro! Dos horas después llegó un mail con el permiso para ir al encuentro con el Papa. Mi fe creció, reforzada también con los cantos de alegría durante la Santa Misa con el Santo Padre, y con los miles de personas presentes. Agradezco al Señor Jesús por la fe, el amor y por nuestro Santo Padre. Peter

Durante el encuentro con el Papa Francisco en Sastin se respiraba una fuerte atmósfera de oración. Cada uno de nosotros sentía la fuerza del santuario Mariano, pero también la fuerza de la unidad en la oración de muchísimos peregrinos. Dios también nos regaló una bella jornada de sol. Las palabras del santo Padre me tocaron, cuando hablaba de maría, como “modelo de fe”, como Madre del camino. María camina siempre, no se detiene. Luego del anuncio del ángel, se pone en camino hacia lo de su prima Isabel, para servirla; después con San José y el Niño se van a Egipto para huir…estaba junto a Jesús en las bodas de Caná y también caminó con Él el Via Crucis. Se detiene bajo la Cruz, pero no se queda allí…el Santo Padre dijo: “Permanece bajo la Cruz con lágrimas, pero con fe”. Esta fe la ayuda a caminar con los discípulos. Te agradezco Señor, porque nos diste una mujer tan fuerte, Tu Madre. Te ruego que me ayudes a caminar detrás de Ti, mirando no sólo mis necesidades sino las de los demás. Martín
 

                                            HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

                                          Explanada del Santuario nacional de Šaštin
                                              Miércoles, 15 de septiembre de 2021


En el templo de Jerusalén, los brazos de María se extienden hacia los del anciano Simeón, que puede acoger a Jesús y reconocerlo como el Mesías enviado para la salvación de Israel. En esta escena contemplamos quién es María: es la Madre que nos da al Hijo Jesús. Por eso la amamos y la veneramos. Y el pueblo eslovaco acude con fe y devoción a este Santuario nacional de Šaštín, porque sabe que es Ella la que nos da a Jesús. En el logo de este Viaje apostólico hay un camino dibujado dentro de un corazón que está coronado por la cruz: María es el camino que nos introduce en el Corazón de Cristo, que ha dado la vida por amor a nosotros.

A la luz del Evangelio que hemos escuchado, podemos mirar a María como modelo de la fe. Y reconocemos tres características de la fe: el camino, la profecía y la compasión.
En primer lugar, la fe de María es una fe que se pone en camino. La joven de Nazaret, apenas recibido el anuncio del Ángel, «se fue rápidamente a la región montañosa» para ir a visitar y ayudar a Isabel, su prima. No consideró un privilegio el haber sido llamada a convertirse en Madre del Salvador, no perdió la alegría sencilla de su humildad por haber recibido la visita del Ángel, no se quedó quieta contemplándose a sí misma entre las cuatro paredes de su casa. Al contrario, vivió el don recibido como una misión a cumplir, sintió la exigencia de abrir la puerta y salir de su casa, dio vida y cuerpo a la impaciencia con la que Dios quiere alcanzar a todos los hombres para salvarlos con su amor. Por eso María se puso en camino. A la comodidad de la rutina prefirió las incertidumbres del viaje; a la estabilidad de la casa, el cansancio del camino; a la seguridad de una religiosidad tranquila, el riesgo de una fe que se pone en juego, haciéndose don de amor para el otro.

También el Evangelio de hoy nos hace ver a María en camino, hacia Jerusalén, donde junto con José su esposo presenta a Jesús en el templo. Y toda su vida será un camino detrás de su Hijo, como primera discípula, hasta el Calvario, a los pies de la cruz. María camina siempre.
Así, la Virgen es modelo de la fe de este pueblo eslovaco, una fe que se pone en camino, animada siempre por una devoción sencilla y sincera, peregrinando siempre en busca del Señor. Y, caminando, ustedes vencen la tentación de una fe estática, que se contenta con cualquier rito o tradición antigua, y en cambio salen de ustedes mismos, llevan en la mochila las alegrías y los dolores, y hacen de la vida una peregrinación de amor hacia Dios y los hermanos. ¡Gracias por este testimonio! Y, por favor, sigan en camino, siempre. ¡No se detengan! Y quisiera agregar algo más. Dije: “no se detengan”, porque cuando la Iglesia se detiene, se enferma; cuando los obispos se detienen, enferman a la Iglesia; cuando los sacerdotes se detienen, enferman al pueblo de Dios.

ESLOVAQUIA PAPA  2La fe de María también es una fe profética. Con su misma vida, la joven de Nazaret es profecía de la obra de Dios en la historia, de su obrar misericordioso que invierte la lógica del mundo, elevando a los humildes y dispersando a los soberbios. Ella, representante de todos los “pobres de Yahvé”, que gritan a Dios y esperan la venida del Mesías, María es la Hija de Sion anunciada por los profetas de Israel, la Virgen que concebirá al Dios con nosotros, el Emmanuel . Como Virgen Inmaculada, María es icono de nuestra vocación. Como Ella, estamos llamados a ser santos e irreprochables en el amor (cf. Ef 1,4), siendo imagen de Cristo.
La profecía de Israel culmina en María, porque Ella lleva en el seno a Jesús, la Palabra de Dios hecha carne. Él realiza plena y definitivamente el designio de Dios. De Él, Simeón dijo a la Madre: «Este niño está puesto para que muchos caigan y se eleven en Israel, y como un signo de contradicción» (Lc 2,34).

No olvidemos esto: no se puede reducir la fe a azúcar que endulza la vida. No se puede. Jesús es signo de contradicción. Ha venido para llevar luz donde hay tinieblas, haciéndolas salir al descubierto y obligándolas a rendirse. Por eso las tinieblas luchan siempre contra Él. Quien acoge a Cristo y se abre a Él resurge, quien lo rechaza se cierra en la oscuridad y se arruina a sí mismo. Jesús les dijo a sus discípulos que no había venido a traer paz sino una espada (cf. Mt 10,34). En efecto, su Palabra, como espada de doble filo, entra en nuestra vida y separa la luz de las tinieblas, pidiéndonos que decidamos, nos dice “decide”. Ante Jesús no se puede permanecer tibio, con “el pie en dos zapatos”. No, no se puede. Acogerlo significa aceptar que Él desvele mis contradicciones, mis ídolos, las sugestiones del mal; y que sea para mí resurrección, Aquel que siempre me levanta, que me toma de la mano y me hace volver a empezar. Siempre me levanta.

Y justamente estos profetas son los que hoy también necesita Eslovaquia. Ustedes, obispos, profetas que sigan en este camino. No se trata de ser hostiles al mundo, sino “signos de contradicción” en el mundo. Cristianos que saben mostrar con su vida la belleza del Evangelio, que son tejedores de diálogo allí donde las posiciones se endurecen, que hacen resplandecer la vida fraterna allí donde a menudo en la sociedad hay división y hostilidad, que difunden el buen perfume de la acogida y de la solidaridad allí donde los egoísmos personales, los egoísmos colectivos predominan con frecuencia, que protegen y cuidan la vida donde reinan lógicas de muerte.
María, Madre del camino, se pone en camino; María, Madre de la profecía; por último, María es la Madre de la compasión. Su fe es compasiva. Aquella que se definió “la sierva del Señor” (cf. Lc 1,38) y que, con materna solicitud, se preocupó de que no faltara el vino en las bodas de Caná , compartió con el Hijo la misión de la salvación, hasta el pie de la cruz. En ese momento, en el angustioso dolor vivido en el Calvario, Ella comprendió la profecía de Simeón: «Y a ti, una espada te traspasará el alma» . El sufrimiento del Hijo agonizante, que cargaba sobre sí los pecados y los padecimientos de la humanidad, la atravesó también a Ella. Jesús desgarrado en la carne, hombre de dolores desfigurado por el mal ; María desgarrada en el alma, Madre compasiva que recoge nuestras lágrimas y al mismo tiempo nos consuela, señalándonos la victoria definitiva en Cristo.

Y María Dolorosa al pie de la cruz simplemente permanece. Está al pie de la cruz. No escapa, no intenta salvarse a sí misma, no usa artificios humanos y anestésicos espirituales para huir del dolor. Esta es la prueba de la compasión: permanecer al pie de la cruz. Permanecer con el rostro surcado por las lágrimas, pero con la fe de quien sabe que en su Hijo Dios transforma el dolor y vence la muerte.

Y también nosotros, mirando a la Virgen Madre Dolorosa, nos abrimos a una fe que se hace compasión, que se hace comunión de vida con el que está herido, el que sufre y el que está obligado a cargar cruces pesadas sobre sus hombros. Una fe que no se queda en lo abstracto, sino que penetra en la carne y nos hace solidarios con quien pasa necesidad. Esta fe, con el estilo de Dios, humildemente y sin clamores, alivia el dolor del mundo y riega los surcos de la historia con la salvación.ESLOVAQUIA IMG 20210920 WA0005

Queridos hermanos y hermanas, que el Señor siempre les conserve el asombro, les conserve la gratitud por el don de la fe. Y que María Santísima les obtenga la gracia de que vuestra fe siempre siga en camino, tenga el respiro de la profecía y sea una fe rica de compasión.

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Saludo al final de la Santa Misa

Queridos hermanos y hermanas:
Ha llegado el momento de despedirme de vuestro país. En esta Eucaristía he dado gracias a Dios, que me ha permitido estar entre ustedes y concluir mi peregrinación en el abrazo devoto de vuestro pueblo, celebrando juntos la gran fiesta religiosa y nacional de la Patrona, la Virgen Dolorosa.
Queridos hermanos obispos, les agradezco de corazón la preparación y la acogida. Renuevo mi gratitud a la señora Presidenta de la República y a las autoridades civiles. Y agradezco a todos los que han colaborado de diversas maneras, sobre todo con la oración.

Los llevo en el corazón. Ďakujem všetkým! [¡Gracias a todos!]