Anderson

 

anderson4Mi nombre es Anderson, vengo de Colombia y tengo 24 años. Actualmente estoy en la Fraternidad de Jaú en Brasil.

Entré a la Comunidad sin esperanzas, pues ya había ido a clínicas y siempre salía dependiendo de los medicamentos. Estaba muy enojado en mi corazón. Cuando mi padre y mi madre se separaron, preferí quedarme con mi padre y mi hermano, no quería saber más sobre mi madre. Mi vida se convirtió en libertinaje, hice lo que quería, fui a fiestas electrónicas. Vendí drogas, me drogué, me llené de cosas materiales para llenar el vacío de mi madre, la rabia que sentía la descargaba en personas que no conocía, haciéndoles daño, terminé siendo un mal ejemplo para mi hermano, hasta el punto de drogarme. con él.

Me fui de casa porque no acepté las reglas de mi padre, que siempre quiso verme bien y terminé en la calle. Pensé que iba a poder solo con mi adicción, no acepté ayuda de nadie. Mi vida perdió sentido, no encontré un sentido para vivir, no me respeté más como persona y me cuestioné por mi fracaso.

anderson 5Pasaron algunos años sin ver a mi hermano hasta el día en que vino en “verífica” y vino a verme. Recuerdo que cuando me vio, me abrazó fuerte y me dijo: “Confía en mí”. Acepté porque vi el cambio que hizo él, vi la felicidad en su rostro cuando me hablaba.
Al comienzo de mi camino, mis pasos eran pequeños, había llegado sin querer nada, pero poco a poco encontré esa felicidad que no había sentido en mucho tiempo y encontré la verdadera amistad. Yo, que no era una persona de fe, encontré el significado de la oración, de pedir perdón de corazón por las cosas que hice, por el daño que causé a mi familia, por desearle daño a mi madre. Encontré la paz, el respeto por mí mismo, aprendí a vivir con sencillez, aprendí a trabajar. Estoy agradecido por el regalo de mi vida, antes, cuando estaba afuera, no me valoraba, recuperé la confianza de mi familia y de muchas personas que no creyeron en mí.

Siento mucha gratitud por todo lo que la Comunidad está haciendo en la vida de mi hermano y en mi vida. Si no hubiera conocido la Comunidad, tal vez hoy estaría muerto.

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Viví la “Festa della vita” de este año, muy feliz, junto a mi hermano. En el pasado solíamos juntarnos para drogarnos y en Comunidad era al revés. Sentí verdadera felicidad, compartir nuestros deseos, sanar las heridas que teníamos, cada testimonio que vimos, todo me hizo ver que todavía soy una persona de poca fe. También veo el amor de la Comunidad y el amor de Jesús con todos nosotros, a pesar de haber fallado en la vida.
Agradezco el don de la vida yde vivir en Comunidad. Gracias Madre Elvira por la comunidad en nuestras vidas y por creer en nuestro cambio. Nadie creía que mi hermano y yo pudiéramos hacerlo, incluso en nuestra familia había personas que perdían la esperanza. ¡Gracias a Dios que estamos juntos de nuevo!