Sergio

 

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Hola, mi nombre es Sergio Belucci, tengo 58 años, vivo en la ciudad de Boituva, soy casado y padre de 3 hijos, actualmente estoy en la Comunidad desde hace tres años. Antes de unirme a la Comunidad, mi vida fue totalmente destruida por el alcoholismo. Todo comenzó cuando fui a estudiar de noche, conociendo nuevos amigos que solían beber. Me di cuenta de que no era como ellos porque no tenía control y terminaba exagerando.

A los 17 años mi padre me regaló un auto como regalo de cumpleaños, comencé a ir a clubes, discotecas y clubes nocturnos, consumiendo cada vez más alcohol.

Empecé a salir temprano y pronto me casé. De este matrimonio nació una hija que lamentablemente murió después de un año. Poco tiempo después mi padre también murió de manera trágica porque murió asesinado frente a mí, durante un asalto. Por estos hechos, para aliviar el sufrimiento, bebía grandes cantidades de bebida, provocando muchas peleas con mi esposa.

sergio 2A los 33 decidí hacer un tratamiento para sanarme del alcoholismo y logré alejarme del vicio durante 9 años. Pensé que había resuelto el problema del alcohol, pero mi orgullo, mis fallas de carácter, mis heridas, seguían en pie y por eso, a la primera dificultad volví a beber.


Con el paso de los años el vicio fue aumentando gradualmente hasta llegar al punto de interferir en mi negocio y también en mi relación familiar.

Terminé yendo a vivir solo y comencé a mezclar bebidas con medicamentos. Intenté suicidarme varias veces tomando varias dosis excesivas de medicamentos con alcohol. A través de un Padre llamado Giuseppe Sometti logré llegar a la Comunidad Cenacolo.sergio 3

Llegué destrozado, desconfiado y sin esperanzas, acabado emocional y físicamente sin ganas de vivir. Los primeros días no fueron fáciles, pero con la ayuda del ángel custodio y el responsable, fui conociendo día a día el carisma de la Comunidad y también cómo empezó todo en Saluzzo con Madre Elvira. Con el amor de los hermanos comencé a sentirme como en casa y con el rosario, la Adoración y la Santa Misa, sentía ganas de vivir nuevamente. Pasaron algunos meses y me di cuenta de que mi problema no era solo el alcoholismo, sino la dificultad para expresar mis sentimientos, lo guardaba solo para mí. Con las acciones pude expresar a los hermanos lo que sentía y ser verdadero.

Lo que más me conmueve son las catequesis de Madre Elvira, cuando las escucho paso varias horas reflexionando y poniendo en práctica sus enseñanzas, cambiando mi forma de ser. Con las Catequesis de la Madre fue que me di cuenta y entendí la importancia de hacer la Adoración personal y de ser constante. Fue a través de la oración ante el Santísimo que sentí la presencia de Jesús que hablaba a mi corazón.

La Comunidad me devolvió lo que más amaba, mi vida y la reconciliación con mi familia. Ella me devolvió mi dignidad, mi respeto, mi responsabilidad, todo lo que había perdido.

Hoy trato de devolver a los demás lo que había recibido y ser luz y ejemplo para los hermanos.