El Nacimiento de Nuestras Misiones

                        Del Corazón de Madre Elvira

Nuestras misiones nacieron del corazón de Nicola, un joven que llegó a la Comunidad herido por el mundo de los adultos y que luego de haber encontrado la Misericordia de Dios, sintió un fuerte deseo de que la Comunidad extendiera su abrazo también a los niños que sufren a causa del egoísmo de los grandes. A menudo me decía que si se curaba del Sida, daría su vida para los “meniños da rua” de Brasil: Era su sueño!                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          NICOLA cop 2 Su sufrimiento ofrecido por esta intención hasta la muerte, vivida “santamente", generó nuestras misiones para los niños de la calle.   

¡Piensen qué milagro! Un “tóxico” que recupera su vida y es fuente de misionariedad. Nunca hubiera pensado ni imaginado, que luego de su camino de liberación, de oración, de sacrificio, de luchas de cada día, visibles e interiores, los jóvenes que antes escapaban de sí mismos, que eran egoístas, mentirosos, perezosos y falsos pudieran ser libres! Libres al punto de dejar sus propios programas y deseos, lo que tenían, sus cosas, para ir a ayudar a los niños pobres, compartiendo con ellos la vida, gratuitamente, en el servicio. Es tan bello que solo puede venir de la fantasía del Espíritu Santo, que escribió esta nueva página de la historia de la Comunidad y nosotros somos el lápiz que nos dejamos usar por Él y permitimos que Dios escriba páginas de bondad, de verdad y de belleza. Él inventó y ha puesto en el corazón de estos jóvenes el coraje de donar una parte de sus vidas a los niños y a las personas que han sufrido como ellos o más. Fue Él que les hizo percibir que lo que habían recibido gratuitamente ahora tenían que darlo.

Su Historia. Nicola nació en Nizza Monferrato (Asti), último hijo luego de dos hermanas. La familia se muda a Acqui Terme (Alessandria) cuando los niños son todavía pequeños. Va a la escuela en Acqui Terme y continúa por tres años la Escuela Mecánica Profesional (Enaip). La familia descubre que Nicola se droga cuando tiene 14 años porque los carabineros les informan que en un control, junto con otros amigos, los encuentran en posesión de estupefacientes. Luego de algunos problemas de salud, Nicola se entera que es seropositivo. A los 19 años comienza a trabajar de albañil sin darle importancia a su salud. Luego de tres años deja la casa de la familia continuando el triste camino de la dependencia. Conoce la Comunidad Cenacolo en 1992 e ingresa en noviembre de ese año, comenzando un camino serio de resurrección, hecho de sacrificios, de esfuerzo, de alegrías, de conocer la oración y de una gran fe en Cristo. En su corazón nace el “proyecto misión”, el deseo que la Comunidad abra sus puertas también a los “niños de la calle”. Ofrece para esta intención todos sus sufrimientos con fe hasta la muerte. Poco antes de ir al cielo vive la alegría de ver partir para el Brasil el primer grupo misionero, list para servir a los “niños de la calle”. Nicola les entrega un ícono pintado por él, la Virgen de la Ternura, de la que toma el nombre nuestra primera misión en Brasil dedicada a “Nuestra Señora de la Ternura”

El libro: “Más que a mi vida AMO A DIOS”. Ha dejado un diario, “Más allá del Sida”, tesoro precioso de fe, que recoge sus pensamientos y sentimientos en los últimos meses de su vida. En estas simples páginas encosntrareis la fuerza de quien se ha dejado envolver por el Espíritu Santo y la certeza de que Jesús aún hoy está Vivo, el que puede darle vida a los muertos, la Esperanza a los desesperados, la Luz a los que caminan en las tinieblas.

Testimonio de Madre Elvira sobre Nicola

“Nicola dejo una huella en nuestra Comunidad. Él tuvo una infancia difícil, marcada por el sufrimiento, la violencia, la confusión, con temores ocultos.Nicola
Desde los 14 años, adolescente, abandonado a sí mismo, Nicola vagabundeaba con sus amigos por las calles de Acqui, buscando el secreto de la felicidad, pero se encuentra con la droga que lo atrapa. Primero la mariguana, después la heroína, la experiencia desgarradora de la dependencia, la rabia, la soledad, la violencia, la cárcel.

Años y años vividos en la oscuridad, en el engaño, con el único pensamiento de conseguir el dinero para la “dosis” cotidiana. Después finalmente la resurrección. A menudo Nicola me contaba con su mirada llena de búsqueda que en la Comunidad había encontrado su lugar, lo que siempre había buscado y deseado desde niño: amar y ser amado.

Los últimos meses de su vida, por la enfermedad, fueron días difíciles, de sufrimiento, pero que nunca fue un peso para los que estaban cerca de él. Días en los que si alguien lo visitaba, encontraba esperanza en sus palabras, en su oración, en su sonrisa.

Los años de droga no vulneraron el esplendor de su alma, que continuó buscando la verdad, sumergirse en lo que solo Dios puede crear. Su alma tenía sabor a cielo, a eternidad, a belleza, a luminosidad, a un amor puro y simple. Creyó en la vida hasta el final, deseaba y quería vivir para los demás. Esperó hasta el final, luchó contra el mal, nunca se rindió, todo lo vivió con una enorme confianza en el Dios que había descubierto como un Padre Misericordioso que le concedió vivir la enfermedad con una fuerza interior y una esperanza inquebrantables.

NICOLA cop okSu infancia “difícil” lo llevó a amar a los niños, especialmente a los abandonados: su sueño, su proyecto era gastarse por ellos. A menudo me decía que si se curaba daría su vida a ellos, a los niños de la calle, “meninos da rua” de Brasil, y a menudo, su sufrimiento y su oración eran para los niños de nuestra Comunidad en Brasil.

En la víspera de su muerte una vez más le pregunté: “¿Nicola, piensas que debemos pedirle al Señor que te cure?” y él con una sonrisa me respondió: “Para mí Dios es más importante que mi vida, hasta de mi curación. Estoy seguro que Él ha preparado algo grande para mí”.

En el Paraíso podré hacer mucho más de lo que puedo hacer en la tierra. Nicola vivió el calvario de 14 años enfermo con serenidad, paz interior, con calma, con la seguridad de quien apoyó su vida sobre roca segura, sobre Jesús. Tengo la certeza de que Nicola encontró verdaderamente al Resucitado, lo que le permitió encontrar la plenitud y la riqueza de su vida, más allá de su enfermedad.

Agradecemos al Padre por el paso de Nicola por la Comunidad, por la fuerza de quien se dejó envolver por el Espíritu Santo y la certeza que Jesús hoy continua vivo, El único que puede dar vida a los muertos, esperanza a los desesperados, la luz a los que están en las tinieblas!”