Bebe y Marianne

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Soy BB Gutierrez Arana, padre de Nacho, casado con Marianne y tenemos cinco hijos y un Ángel, Francisco José, en el cielo.Nacho, es el menor de los hermanos, comenzó a relacionarse con la droga muy joven. Intentamos muchas maneras de ayudarlo con psicólogos, instituciones, clínicas, etc. Nada servia y cada vez su situación empeoraba más y más.
Ya, con 18 años dejo de vivir en casa y teníamos un contacto lejano. Nuestro sufrimiento como familia era enorme y tomados por una sensación de impotencia muy grande.
A la salida de una de sus internaciones en Buenos Aires le pedí que nos acompañara a conocer la Comunidad Cenacolo que un buen amigo nuestro nos había recomendado. Este amigo tenia un hijo adoptivo en la Comunidad.
Llegamos temprano a la mañana, nos recibieron Luca y Davide. Pasamos todo el día allí, almorzamos, compartimos charlas, escuchamos testimonios y cerramos la visita con una linda misa. Al atardecer emprendimos la retirada.
Nunca voy a poder olvidar el momento en que, al salir, cruzamos la tranquera de la comunidad pues, en ese instante, Nacho me dijo, Papa, quédate tranquilo que cuando decida dejar las drogas ya sé que éste es mi lugar…….Madre Elvira ya había sembrado la semilla en su corazón!!
Pasaron cuatro años mas en los que ocurrieron muchas cosas, buenas y malas. En un momento empezó a asistir a los coloquios pero nunca decidía entrar a la Comunidad. Nacho estaba cursando su tercer año de facultad, había inaugurado oficina nueva con un socio pero no había logrado vencer a la droga, ella sí termino venciéndolo a él. Así fue que perdió todo y no puedo seguir con su vida y sus proyectos.
A fines de ese año la vida o Dios quisieron que él se encontrara solo en Buenos Aires y con nuestro firme limite de exigirle que si no entraba en la Comunidad, debía irse a la calle de nuevo. Nosotros y sus hermanos estábamos lejos cada uno con sus obligaciones y tareas. Creemos que el hecho de haberse encontrado solo con su propia historia y habiendo tocado fondo hizo que el 22 de diciembre de ese año de 2012 Nacho nos anunciara que había decidido entrar en la Comunidad, que ya no tenia sentido seguir viviendo así.
Dada la ausencia de toda la familia en ese momento, fue que un intimo y buen amigo suyo lo paso a buscar, temprano en la mañana, para llevarlo a Pilar………..
Cinco años mas tarde, marzo de 2017, ese mismo amigo lo fue a buscar a la Comunidad de Mercedes cuando recibió la bendición para salir de nuevo al mundo.
Durante esos cinco años lo visitamos dos veces en Jau, una vez en la misión de Bahia de San Salvador y varias veces en Mercedes donde él termino su maravilloso camino.
Hoy Nacho esta casado con Martina a quien conoció en la misión de Bahia. Ella estuvo 9 años en comunidad entre Europa y Brasil.
Como la droga entra en el adicto y después en la Familia del adicto, la Comunidad hace exactamente lo mismo. Penetra primero en el corazón del adicto y luego lo hace en el corazón de la Familia. Todos, padres y hermanos caminamos junto a Nacho por los caminos que Madre Elvira nos invito a recorrer dentro de la Comunidad.
Nacho, en su peor momento me enseño a amar incondicionalmente y eso se lo agradezco de por vida. Fue el mayor aprendizaje de mi vida, sentí que Dios me decía, este es tu hijo, que vas a hacer con él?
En Comunidad aprendi que, a partir del primer momento en que mi hijo empezó a drogarse, yo deje de hablar con él, mi diálogo era con la droga. Con la droga discutía, me peleaba, sufría, no con él. La droga nos manipulaba a todos a su antojo. El estaba tapado y tomado por la droga, nosotros también. No podía ser él, no era el.!!
En una de las charlas en la Comunidad de Jau le dije: Nacho quiero decirte que vos nunca me has causado ningún dolor, no me hiciste ningún daño, no me lastimaste, ni me heriste jamas, fue la droga que lo hizo todo, nunca fuiste tú. El, poco tiempo después me confeso que ese dialogo le había producido un gran alivio, le había quitado una carga enorme que llevaba.
Yo, solo le dije la verdad. Es tan real, tan así. Uno, a medida que camina junto a la Comunidad se va dando cuenta que la causa de todos los dolores y sufrimientos que produce la adicción, es la droga. No son los jóvenes, no son nuestros hijos. Ellos siempre quieren volver y no pueden vencer a ese monstruo tan grande y fuerte que es la droga.
El cómo y el porque cada joven se conecta con la droga es algo muy personal y único de cada uno y se, que ese pasado, solo se puede sanar cuando ellos y la Familia han sanado. La manera en que la Comunidad ¨Ama¨ a estos jóvenes y a sus Familias, es la viva demostración de que esta verdad es así. La Comunidad les muestra el camino de la resurrección, los acompaña amorosamente durante el sinuoso, arduo y muy difícil recorrido. Los levanta en cada caída y los fortalece para seguir caminando, o sea, los ayuda a volver a ser ellos mismos, a volver a ser los que eran antes de la droga. A volver a ser hijos, hermanos, maridos, padres y les aseguro que les da la oportunidad de elegir volver a ser mejores personas aun de lo que eran. Aquí es donde uno mas puede vivir y ver los milagrosos resultados de la firme exigencia, del esfuerzo constante en el trabajo y la oración, de los sanos limites de la convivencia, del amor a uno mismo y al prójimo…….del infinito Amor de Dios!!!
Vivo la historia de mi hijo como un milagro mas que produjo Madre Elvira, la Comunidad y su gente. Todo, tan simple y amorosamente, con la Oración, el Trabajo y la Amistad.!!
Nacho, gracias a la Comunidad nos resucitó a nosotros como familia también. Es mucho lo que hemos aprendido junto a Nacho y la Comunidad ya que gracias a su dolor y sufrimiento a ese abrazo incondicional de la Comunidad, hemos conocido el poder del Amor, del perdón y la Fe.
La Comunidad ya es parte inseparable de nuestras vidas, la necesitamos y la queremos. La Comunidad nos devolvió a nuestro hijo sano y libre,……esto se agradece en cada mañana de cada nuevo día!!
Hemos tenido la bendición de conocer a Madre Elvira y compartir una misa en su casa de Pagno.
Hemos conocido algunas comunidades y misiones de Brasil, Italia y Croacia. En todas, absolutamente en todas, dan ganas de quedarse a vivir ya que en todas uno respira y experimenta la infinita acción del Amor y vive, con enorme alegría, la oportunidad de resucitar su propia vida en cada amanecer.
Gracias Madre Elvira, Gracias Comunidad Cenacolo, Gracias a las Hermanas y Sacerdotes de la Comunidad, Gracias a los amigos, padres y familias de la Comunidad pero, por sobre todas las cosas, Gracias a los Jóvenes que pasaron y que están en la Comunidad por mostrarnos tan valientemente que se puede regresar del peor de los infiernos, que siempre el Amor de Dios nos da otra oportunidad de sanar nuestras vidas, que se puede resucitar!!
Que vale tanto la pena entregar y confiar, entregar y confiar, cuantas veces sea necesario. En definitiva, que, cada día, se puede ser mejor persona amando a Dios y a la Vida!! Gracias!!


Testimonio de Marianne:


Que más puedo agregar al testimonio de BB.
Aprendi que aceptando los problemas de la adicción de Nacho, no ocultándolos ante nadie nunca, compartirlos con la Familia, los amigos y todas las personas que estaban cerca nuestro sin importarnos la vergüenza o los juicios de los demás, es que logramos sentirnos acompañados y contenidos. Así fue también que al enterarse un amigo que tenia un hijo en comunidad, pudimos ir a conocerla.
Aceptamos que Nacho se había perdido, se estaba drogando. Lo vivimos con un dolor muy grande hasta que Nacho entro a la Comunidad y entonces, ese dolor se transformo en un don.

Agradezco haber nacido en una familia donde se rezaba y donde mamá y papá eran muy piadosos ya que así, el valor de la oración fue el pilar que nos sostuvo durante el camino recorrido.
Cuando Nacho entro en la Comunidad aprendimos a rezar juntos y unidos en familia para salvar su vida. La Comunidad nos enseño que el amor mas grande son lo limites, justamente esos que nosotros no supimos poner.
Hoy renacimos de ese dolor, aceptamos esa cruz que se transforma de las tinieblas a la luz. La Comunidad nos hizo encontrar la esperanza, ese sufrimiento se transformo en alegría y paz para nuestra familia.
Hoy podemos ayudar a otras familias a no esconder el problema, para que recen unidos y así el hijo recibe una fuerza grande para cambiar.
Hoy siento que es un privilegio, como una vez dijo Padre Eugenio, pertenecer a la Comunidad, que es una gran familia, que no solo resucita a nuestro hijo, sino que me ayuda a caminar y a levantarme cada día.
Es un verdadero milagro!!
Gracias Madre Elvira por tanto, por ese Sí, por seguir enseñándonos cada día a confiar en Dios de la mano de nuestra Madre Maria.
Marianne