Mamá Claudia - Ryan |
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Soy Claudia, madre de Ryan, quiero compartir con ustedes nuestro testimonio de vida. Ryan siempre fue un chico divertido, alegre, cariñoso, amaba andar en bicicleta y me llevaba siempre con él, a mí me gustaba mucho. Pero a medida que el tiempo pasaba Ryan se fue alejando de mí.
Ya no me abrazaba más, se alejó de la familia, ya no le gustaba más participar de almuerzos o fiestas familiares. Decía que prefería quedarse en casa, pero no se quedaba en verdad, sólo era una excusa que él tenía para salir con supuestos amigos. Ya no entraba en la escuela para acudir al aula, entonces comencé a ser llamada por su mal comportamiento.
Ryan comenzó a salir, y siempre demoraba en volver a casa, entonces comencé a desconfiar, había algo que estaba mal. Él llegaba y se iba directo a dormir, ni siquiera se alimentaba, y cuando él salía de casa yo iba a buscarlo pero no lo encontraba, hasta que un día lo llamé para una conversación seria. Tomé sus manos y tenían olor a marihuana, en aquel momento lloré mucho, me pelié con él, pero no avanzó. Ese día comuniqué a los hermanos y al padre de él, que precisábamos dar un giro, y resolver esa situación. Busqué ayuda en psicólogos, reuniones, llamaba a Ryan para ir a la iglesia y nada ayudaba, Ryan sólo empeoraba... Esa situación se prolongó cerca de 1 año, donde pasábamos noches en vela detrás de Ryan, idas a la escuela para buscarlo y llevarlo, padre y madre, hermanos, abuelos. En el trabajo sólo vivíamos con el pensamiento en Ryan, hasta que un día una familia muy bendecida invitó a Ryan a conocer la Comunidad, pero Ryan no quiso, dijo que estaba bien y que cuando él quisiera iba a poder dejar las drogas, cosa que no ocurrió.
Y la lucha continuó hasta que un día Ryan pasó 2 días fuera de casa, quedamos aturdidos en su búsqueda hasta que lo encontré, pero él corrió de mí. Aquel día fue muy triste, pero mi fe en Dios y mi petición al Padre celestial fue tan fuerte que Él me oyó.
Ryan volvió para casa y pidió ayuda, allí recé un Padre Nuestro con él y agradecí a Dios por la gracia y ya entré en contacto con los amigos que nos llevarían a la Comunidad Cenáculo. Fuimos y no dudamos que ese lugar sería nuestro auxilio venido del Cielo, y gracias a Dios y a esos queridos amigos de la Comunidad es que hoy Ryan está bien, está mucho mejor que antes y cada vez que lo veo está mejor, alegre, feliz con su corazón abierto a la voluntad de Dios y feliz con el camino que el Cenáculo le propone. Eso sólo trajo alegría, nuestra familia está bien, feliz por ver a Ryan hacer el camino en la Comunidad Cenáculo.
Nosotros, padres de Ryan, nos mudamos al interior, a una casa nueva, para cuando Ryan quiera venir a pasar unos días en casa con nosotros porque con el amor que él tiene por la Comunidad pienso que estará en su casa por un buen período, eso me alegra mucho, ver la grandeza de Dios en la Comunidad y en la vida de todos los que tuvieron el privilegio de conocer esta obra de Dios por medio de Madre Elvira.
Mi profundo agradecimiento al Padre Eugenio y a los demás responsables de la Comunidad, fuerte abrazo a todos... Que Jesús los bendiga.
TESTIMONIO DE RYAN
Mi nombre es Ryan y tengo 18 años, comienzo hablando un poco de cómo conocí la Comunidad.
La Comunidad apareció en mi vida cuando no estaba pasando por una buena fase, me encontraba en el mundo de las drogas y estaba ciego, engañado por las cosas que el mundo ofrece y no percibía que la vida que estaba llevando me estaba haciendo mal no sólo a mí, sino también a mi familia.
Un día mi madre me ofreció ayuda y me habló sobre un lugar que me podía ayudar a recuperar, no acepté la ayuda porque quería hacer las cosas a mi manera y no funcionó. Siendo así, me tocó en el corazón aceptar la ayuda y entré en la Comunidad.
Al principio fue muy difícil, todos los días pensaba en desistir del camino porque tampoco entendía las cosas que me transmitían, estaba con el corazón cerrado y lleno de heridas y cuando comencé a hacer amistades, a abrir el corazón y a centrarme en la oración, comencé a vivir mejor.
Hoy en día estoy muy agradecido con la Comunidad, por haberme transmitido ese carisma de oración, amistad y trabajo, todo eso era algo que no vivía y gracias a la oración sigo en la Comunidad, y cada vez más cerca de Jesús, por más que muchas veces me cueste la oración, caigo en malos pensamientos y fallo, Jesús me ayuda a levantarme y a seguir adelante, me abraza y me perdona.
Soy muy feliz por todo lo que me está dando, por la confianza, responsabilidad, amor, educación, respeto, dignidad, por enseñarme a dar valor a las cosas simples y a ser humilde.
Actualmente yo intento practicar las enseñanzas y elegir la Comunidad todos los días, hoy soy una nueva persona, resucitado de entre los muertos, feliz por estar en la Comunidad. Gracias a la Comunidad y a las personas con las que hice amistad, que me ayudaron a caminar. Hoy doy más valor a las amistades verdaderas, principalmente a mi familia, que fue mi motivo para que yo cambiase de vida.
Gracias Jesús por el don de la vida. Gracias Madre Elvira por donar la vida.