¡Pascua en Jaú...Testimonios!

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Hola, me llamo Vitor Mateus, tengo 34 años y soy de Manaus-Amazonas. Quiero compartir con ustedes cómo viví la Pascua este año en la Comunidad. Este año la viví totalmente diferente de los dos años pasados que estuve en Comunidad. En aquélla época mi inmadurez no me dejaba ver con profundidad el sentido de la Pascua, no veía que estaba ya resucitado así como Jesús. Hoy en la casa San Francisco en Dois Córregos, veo cómo Jesús vivo estuvo siempre a mi lado, nunca me abandonó. En esta Pascua me sentí más vivo y más feliz, a pesar de estar lejos de las personas que amo, estar en Comunidad es un don. Realmente en este período de caos por causa del corona virus, percibí cuánto ese mal nos ayudó a hacernos más cercanos el uno del otro. Sentí más amistad verdadera, algo que nunca tuve en la calle, sentí realmente que Jesús Resucitado estaba en medio nuestro y me recordó que él murió en una cruz por nosotros y que resucitó para que creyéramos que Él es el camino para una vida sin pecados y que la Pascua es el pasaje para que nos acordemos de eso siempre. Vitor

En este tiempo de Pascua ya me sentía renovado por la preparación espiritual que la Cuaresma me hizo vivir, sentí muy fuerte el don de la confesión. Entregarle a Jesús mis pecados y experimentar el perdón para mí y para las personas que hice mal me ayudó a vivir en la verdad. Elegir la verdad y el bien siempre me hace ser libre, me vuelve una persona nueva. En esta Pascua sentí que la Misericordia de Dios es mayor que todos mis pecados y que la muerte y el pecado existen pero Jesús me da la posibilidad de resucitar a través de su amor. Pablo

Después de un buen retiro espiritual en la fraternidad Nuestra Señora de la Ternura en Mogi das Cruzes, nuestros corazones y nuestras almas fueron alimentadas por las catequesis, compartidas y momentos de reflexión. Tuvimos la compañía de dos padres, consagrados y familias que decidieron vivir sus vidas cercanas a Jesús Eucaristía. Como punto de partida para el retiro tuvimos tres temas: confianza, libertad e incomodar-se. En Jaú en la fazenda San Francisco de Asís, logramos vivir de manera más profunda la Cuaresma, reflexionando y escuchando más a nuestros corazones, dejando espacio para que Jesús habitase en nosotros. Él realmente quiere renacer en todos nosotros. Las renuncias propuestas por la Comunidad en este tiempo ayudaron a todos nosotros a salir de nuestra comodidad, dar más valor a los pequeños sacrificios, reconciliarnos con el prójimo y principalmente vivir el amor en los pequeños gestos concretos de nuestro día a día. Las dificultades se hacían presentes en nosotros cada mañana, pero sabíamos que Jesús Resucitado nos estaba esperando, dando fuerza a cada uno de nosotros. En el Triduo Pascual, el Padre Massimo nos ayudó a través de su homilía a tener nuestros corazones vueltos a Jesús, a mirarnos a cada uno de nosotros por dentro y sentir verdaderamente a ese Jesús Resucitado en nuestras vidas. Fueron tres días de mucha oración, silencio y espera…esperábamos a Jesús Resucitado, Aquel que nos sacó del pecado, Aquel que, a través de su misericordia, nos devolvió las ganas de vivir, Aquel que por su amor nos salva de todo mal. Toda esa preparación fue para vivir concretamente la Pascua de modo simple y verdadero, con nuestros corazones dirigidos a Él, creciendo en la fe. En el día de Pascua, la alegría fue vivida desde el más joven hasta el más viejo, Jesús irradió a todos nosotros con su amor y misericordia, después de todo él sufrió y murió en una cruz por nuestros pecados y resucitó para nuestra salvación y hoy, gracias a la Comunidad, podemos vivir eso de manera concreta. Resumo