Mamá Norma

 

NORMAQuiero compartir mi testimonio de vida con esta querida familia de Madre Elvira, la Comunidad Cenacolo. Deseo que Dios escriba por mí para poder transmitir lo que viví, pero también, al conocer a Jesús, ver mi vida de hoy. Soy casada, tuvimos 4 hijos -hoy solo quedan dos- fue un matrimonio complicado, mi esposo era adicto al alcohol. Pero poniendo en la balanza su vida, con el tiempo reconocí que no nos hizo faltar nada. La mochila de su infancia, y luego la pérdida de sus hijos varones, sumado a nuestros conflictos, de fracasos violentos, partidas y regresos, con la esperanza de recomponer nuestra relación que nunca llegaba. No solo su mochila fue pesada sino también la mía, con una mamá que dirigió mi vida siempre, aún de casada. Creo que no pudo darme la oportunidad de elegir lo que yo quería ser y hacer y quedaron en el camino sueños sin cumplir.

Norma1Pero hubo algo que no pudo manejar en mí y fue el acercamiento a Dios al tener el primer dolor inesperado: la partida de nuestro pequeño hijo de 4 años. Ese dolor lo vivimos separados, sin saber que volveríamos a pasar por la misma situación al perder otro hijo, otro hermano. Para seguir en pie fue fundamental el trabajo en mi parroquia, en Trabajo Social y Promoción Humana, en el área de Caritas. También reconocer que llevaba puesta una máscara y que no quería reconocer el camino que estaba tomando Gabriel, mi otro hijo, que hasta entonces estaba también en la parroquia acompañando a los más pequeños. El mal fue más fuerte y lo arrastró a lo que él creía que era lo mejor, a encontrar su felicidad en el alcohol y la droga. El Padre Casale, que siempre acompañó a la familia me dijo en un momento difícil: “Reza, ten fe y espera; no se perderá, volverá al camino. No lo podemos obligar.” Un día llegó a mis manos el teléfono y dirección de la Comunidad, llamé y me atendió el Padre Carlos: allí renació la esperanza. Cuando me pregunto si mi hijo quería ir a la Comunidad tuve que decirle la verdad: “Todavía no hablé con él.” Aceptó y fue por su voluntad, luego de hacer varios coloquios ingresó hace bastantes años y continúa ahora su camino en Argentina, luego de pasar por varias fraternidades y países. Ese mismo día mi esposo dejó el alcohol y nunca más volvió a tomar, ese fue el Primer Milagro. Desde que me encontré con Jesús y María sentí que la vida es esta, alegrías y tristezas, el dolor nos da fortaleza y nos hace crecer.

Norma 3Hoy mi esposo ya partió y lo hizo en paz, los últimos dos años los vivimos con amor, perdonándonos. Blanquear una situación dolorosa en 50 años de casados fue otro milagro. En ese momento me di cuenta que toda su vida creyó que Dios le había quitado de una manera u otra, a sus 3 hijos varones. Las lágrimas de una madre nunca se pierden, María siempre las recoge para entregarlas a Jesús cuando sea el momento. Hoy yo decido por mi vida y le agradezco a Dios todo lo vivido porque nunca me abandonó la esperanza.

Agradezco a Madre Elvira y Padre Stefano por su amor incondicional y por sus catequesis que me enseñaron en estos años tantas cosas para cambiar. A toda la Comunidad y a las Madres que con su testimonio siempre aprendo más. Gracias.

Norma