10 años en Perú... |
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Perú, 21 Noviembre 2016
Queridísima Madre Elvira, P. Stefano y todos,
“Dios, que es rico en misericordia, con qué amor tan inmenso nos amó ” (Ef 2, 4)
Para ustedes nuestro abrazo de agradecimiento, de alegría, por la gran confianza que nos siguen teniendo, y que nos tuvieron desde el comienzo de esta espléndida obra que es la misión aquí en Perú, que nació y sigue creciendo en la Misericordia de Dios! El sábado 21 de noviembre festejamos nuestros 10 años en “Villa Salvador” y el domingo 22, en “Rayo de Luz”. Y recordamos, querida Madre, cuando viniste a nuestra casa “Rayo de Luz”, en tu último viaje a las misiones; te preguntaste: “¿Pero quién hizo todo esto?”
Querida Madre, día tras día nos veíamos pequeñas y necesitadas de la ayuda del Padre, viendo crecer a los niños, recibiendo jóvenes que golpean a nuestra puerta, acompañando al que regresa a su familia, a quien se queda y una familia lo desea con el corazón. Vivir todo esto nos cambia el corazón, lo despoja hasta hacernos vivir lo esencial, y el cansancio y el sufrimiento nos hacen reconocer que tenemos un Padre y Él nos acompaña.
El sábado a la tarde comenzó la fiesta en Villa, es un decir porque desde temprano estábamos corriendo con los adornos, la decoración, las flores, preparar la Iglesia, limpiarla de arena….(hora peruana)….en fin, estilo Villa Salvador, muy simple pero bello, el lugar más bello del mundo! A la tarde llegó nuestro querido amigo Monseñor Paci, que quiso comenzar en la nueva capillita de las hermanas para después poder llevar a Jesús después de la santa Misa; bendijo todo entre cantos y oraciones y después, en procesión rezando la Coronilla de la Divina Misericordia, fuimos caminando hasta la Capilla San Ignacio: fue un bello momento de agradecer y de invocar la misericordia de Dios para todos. La Iglesia estaba llena de amigos y de personas de la parroquia, incluidos todos nuestros niños, hasta los más pequeñitos….era un espectáculo verlos meciéndose en las sillitas y bailar apretados en los bancos al ritmo de la música del coro; ellos son nuestro don más grande y la razón de nuestro estar aquí. Pensaba: ¡¡la fiesta es de ellos!!!
Luego de varios agradecimientos y de las palabras de sor Jennifer que traía a todos el saludo de Madre Elvira y de Padre Stefano, vimos todos juntos un video de Madre Elvira, que nos hizo sonreír y también caer alguna lágrima de emoción y de nostalgia. GRACIAS a los que lo prepararon para nosotros, fue un gran regalo!! Gracias, Padre Stefano, sabemos que estabas con nosotros con la mente y el corazón.
Luego, muchas danzas preparadas por nosotros y por los jóvenes de la parroquia que nos asombraron porque demostraban cuánto nos querían y reconocían. El gran don de la presencia de Padre Adrián nos hizo revivir muchos recuerdos y momentos para agradecer, es un amigo de verdad de la Comunidad y en las semanas que pasó con nosotros empleó su tiempo en confesiones, en escucharnos, rezar con nosotros y entregar la vida en sus pequeños y pero grandes gestos de caridad. Nos recordaba que cuando le pidieron que hiciera algo bello donde ahora es nuestra casa, le pidió a la Santísima Virgen que lo piense Ella y que le haga entender qué tenía que hacer….y llegamos nosotros. Por eso decía: “¡La Santísima Virgen los trajo aquí!” Bajo las “estrellas” de Villa Salvador, ya de noche, descendimos a la casa y todos nos unimos en la Capillita de las hermanas donde Padre Eugenio llevó a Jesús al Tabernáculo como lo había permitido nuestro Obispo. Cantando y rezando agradecimos al Señor con alegría por todas las maravillas que ha realizado en esta tierra durante diez años y para prepararnos para el día siguiente en “Rayo de Luz”.
Habíamos preparado la Parábola “El Hijo Pródigo” con nuestros adolescentes y la representamos el domingo a la tarde para festejar nuestros 10 años. Fue una importante experiencia de fe, de vida, de trabajo en unidad. Arrojarse al abrazo del Padre significó vivir la misericordia también entre nosotros. Preparar los bailes, la escenografía, el vestuario, grabar las canciones….todo lo vivimos al ritmo del colegio, los deberes, de la vida cotidiana. ¡Con cuántos dones nos reviste el Señor y muchas veces los dejamos escondidos!
Nuestros adolescentes aprendieron los bailes, superaron el miedo de bailar delante de todos, de moverse, de cansarse….cortar y coser cuando no se es modista no es fácil; pintar, hacer la escenografía corriendo tras los niños más chicos requiere paciencia….también grabar la música, armando una sala de grabación con lo que se tiene. Nos hizo recordar a los comienzos en Italia, en cómo serían nuestros primeros recitales comunitarios!!! Nuestro Hijo Pródigo Pedro, que tiene 13 años y está con nosotros desde los 3, compartía desde el escenario al finalizar el recital: “Es fácil caer, pero es difícil levantarse, pero todo se puede en la vida gracias a Dios.”
¡Gracias cuando la vida pide y cuando podemos responderle con confianza! Fue un gran crecimiento en confianza en la Divina Providencia: …esperar el escenario, pasaban las semanas y se acercaba la fecha, todo estaba listo pero el escenario prometido no llegaba… y luego, 3 días antes de la fiesta, la llamada esperada: “¡Aquí está…llegó el escenario!” Nuestros misioneros, con la ayuda de los tíos nuevos llegados frescos de Italia se pusieron a trabajar día y noche para montarlo y poder hacer los últimos ensayos. Nuestros amigos estuvieron extraordinarios: cocinaron los “picarones”, una fritura típica peruana; no tiene auto así que cargaron las ollas y todo lo necesario en la “combi” que son los colectivos de línea. Otros se ofrecieron para hacer el pop- corn, y también para hacer el “anticucho”, brochetes de carne típico de Perú. Nuestro Obispo Carlos celebró la Santa Misa en la mañana del día de la fiesta, animándonos a reconocer que tuvimos el gran don de ser mirados y elegidos y poder ejercitar la caridad: “Tuve hambre y me diste de comer…”
Por la tarde vivimos una bella adoración con nuestros sacerdotes, Jesús pasó en medio de nosotros, fue un momento fuerte y especial. Luego hubo un lindo momento animado por nuestros amigos: algunos bailaron, otros cantaron. También pudimos ver el baile de la Marinera con el caballo peruano (de paso). Nuestros adolescentes y también nuestros matrimonios prepararon bailes típicos.
Luego de la fiesta siguió un profundo momento de reflexión: la presencia de nuestros sacerdotes, don Iván que llegó de Italia junto con sor Jennifer, y Don Eugenio que vino de Brasil, nos permitió encontrarnos, compartir, confesarnos y recargar las pilas. Tía Sabina, que ahora está en África, tía Michela y tío Roberto que ahora están en México, vinieron para participar de nuestra fiesta: ¡qué bello ver sus rostros asombrados! También llego tío Albino con dos chicas de la Comunidad de Estados Unidos. Formamos una bella familia y también ellos nos hicieron el don de ver cómo los recuerdos de la vida donada son amor: ¡que asombro ante los cambios de los niños! Algunos, luego de años todavía están con nosotros pero han crecido ¡qué abrazos intensos! Ver la casa cambiada, nuevos ambientes son el testimonio de la vida que crece y tiene nuevas exigencias, nuevos caminos a recorrer.
Ahora comenzamos el camino del Adviento, queridísima Madre, para hacerle lugar – como tú nos exhortabas- “a un niño muy, muy especial”. Una vez más nos consideramos afortunados de vivir este don en la misión donde los niños nos ayudan a hacernos pequeños. Un abrazo fuerte de cada uno de nosotros, necesitamos tus oraciones para recibir, como tú lo has hecho , a Alguien especial que golpea a la puerta de nuestra vida y pide nacer.
¡¡Buen Adviento para todos!!
¡¡¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS POR TODO Y POR SIEMPRE!!!
La familia peruana
10 ANOS! |