Saludos de Villa Rosa!

ARG1Es muy lindo compartir con todos los cenacolinos este tiempo de Cuaresma y Pascua que vivimos aquí en Argentina. Al principio fue difícil aceptar la situación del coronavirus, después hacer la cuarentena, fue un imprevisto y un sufrimiento para todas, pero después notamos que este tiempo para nosotras es un tiempo de gracia.

Villa apr 4

Vivimos especialmente fuerte el Triduo Pascual en casa, sin el don de la Santa Misa. Buscamos vivir plenamente con el espíritu y con el corazón estos días de nuestra fe. Fue muy emocionante el Jueves Santo a la noche, nos lavamos los pies unas a las otras y también representamos la Última Cena, partiendo y compartiendo el pan que habíamos preparado a la tarde. Luego de días de oración intensa llegó el día esperado de la Pascua, sentimos mucha alegría y la resurrección de nuestros corazones. 

Villa apr 3

Vimos un gesto concreto de amor de Dios hacia nosotras ya que recibimos el don de la Santa Misa y poder encontrar de nuevo a Jesús después de tanto tiempo, lo que nos ayudó a sentirlo vivo y presente en nosotras.

En este tiempo experimentamos el amor de Dios de muchas maneras. Los primeros días, la falta de Providencia y la falta de comida nos hizo vivir miedo y desconfianza, pero el amor de Dios se hizo concreto cuando algunos días después llegó muchísima Providencia. En esa situación vimos que también en los momentos difíciles hay muchas personas buenas que piensan en nosotras, en nuestras necesidades y se hacen disponibles, transformándose en instrumentos vivos del amor de Jesús.

 

Villa apr 1

Una cosa linda de este tiempo es que estamos dando mucho más espacio e importancia a los pequeños gestos y atenciones que un poco habíamos dejado de lado. Estamos rezando más, poniendo en manos de Jesús esta situación mundial, pero también en la simplicidad de cada día tratamos de crear más momentos de amistad y de unión. Este momento de sufrimiento y sacrificio lo vivimos como providencia para nosotras y para la casa, como una oportunidad para crecer y salir de nosotras mismas.

Gracias a Madre Elvira que nos enseña que después de cada momento difícil y de cada cruz pesada viene la resurrección.

¡Con todo el corazón les decimos…Dios existe, yo lo encontré, resucité y quiero seguirlo! ¡ALELUYA!

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