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Primeros Pasos en Argentina |
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Fraternidad “Divina Misericordia”
Villa Rosa, Noviembre 2019
"Solo la mujer que sabe servir tiene esa alegría en el corazón que la convierte en reina." (Madre Elvira)
Queridísimos cenacolinos, les escribimos desde Argentina para contarles nuestros primeros pasos en esta tierra.
En el aeropuerto nos esperaba Don Eugenio con las chicas misioneras de Sud América. Nos recibieron con un alegre canto y cuando llegamos a la casa pudimos admirar la belleza del lugar. En cada rincón se notaba el amor y la atención hacia las pequeñas cosas. No nos faltó nada, cada cosa había sido preparada para nosotras con mucho amor. Desde el jardín hasta la huerta, la cocina y los dormitorios. Verdaderamente sentimos que todos tenían una gran alegría por recibirnos.
En esos días tratamos de acomodarnos y comenzar con los primeros trabajos de la casa, pero especialmente nos ocupamos de conocernos y hacer amistad entre nosotras, que llegamos de países, culturas, historias y caminos diversos. Se sentía mucha unidad entre nosotras cuando nos enfrascamos en los preparativos de la fiesta del domingo, que íbamos a recibir a los amigos cenacolinos de Argentina. También fue un gran don poder celebrar la Misa cada día con Don Eugenio. Sus homilías nos impulsaban a arrojarnos en esta bellísima aventura y nos ayudaban a no tener miedo sino reconocer la llamada de Dios en todo esto.
El domingo, cerca de las 12 comenzaron a llegar los primeros amigos. Don Eugenio y algunos sacerdotes amigos de la Comunidad concelebraron la Santa Misa en la iglesia que está en el parque. Fue muy lindo después estar todos juntos, acercarnos a los amigos, conocerlos y hacernos conocer. Terminamos la jornada con el Rosario caminado todos juntos para dar gracias a Dios.
El martes 5 de noviembre tuvimos la gracia de ir al santuario de la Virgen de Luján y a las otras fraternidades masculinas. Fue muy fuerte ver y tocar concretamente el corazón y el carisma de la Comunidad, vivo, en Argentina. Encomendamos nuestras intenciones, nuestros corazones y el corazón de Madre Elvira a la Virgen de Luján celebrando la Santa Misa con Padre Eugenio y Padre Diego.
Estamos muy agradecidas por todo lo que hemos vivido y recibido en estos días. Ahora, estamos tratando de comenzar nuestra vida comunitaria aquí en Villa Rosa.
¡Gracias a todos, les pedimos que sigan rezando por nosotros y por nuestra casa en sus primeros pasos! Agradecemos a Madre Elvira que nos enseñó a confiar en la Divina providencia y en la oración que hoy estamos tocando y viviendo.
Las chicas de Villa Rosa
SANTA MISA Y BENDICIÓN DE LA CASA DE MUJERES EN ARGENTINA
“Sólo la mujer que sabe servir tiene esa alegría en el corazón que la convierte en Reina.” (Madre Elvira)
En esta jornada bendecida por Dios con un sol radiante tuvimos la alegría de celebrar la Santa Misa inicial para que las 12 jóvenes que han llegado de 8 países diferentes puedan comenzar su trabajo, que no falta ni faltará, por cierto. Fue presidida por Don Eugenio, llegado de Brasil con Isaac, Lucía y niños, Pedro y otros de la misión, y concelebrada por P. Eduardo Perez, P. Carlos y P. Diego, sacerdotes amigos y representativos de nuestra Comunidad argentina, que acompañan nuestras casas desde el comienzo.
Desde que comenzaron a llegar las chicas es como si nuestra rutina cambió, todo lo hacemos con una mirada distinta, haciendo una parada en Villa Rosa. No es solo el estar atentos para poner en marcha una nueva fraternidad sino que es una alegría más profunda en el corazón: pensar que la Comunidad que nos hizo tanto bien a todos los que nos acercamos, -muchas veces por interés, o por soberbia, creyendo que podíamos ayudar- cómo nos ayudó, nos señaló el camino de la conversión, apaciguó esa bronca que teníamos adentro, nos enseñó a rezar, a perdonar, a compartir la alegría y los sufrimientos, nos abrió la puerta al trabajo desinteresado, a la amistad, a ser más comprensivos. Nos puso una sonrisa de alegría verdadera en la cara. Ahora explota el corazón cuando pienso que muchas mujeres, todas las que se acerquen, van a poder vivir lo mismo. Y estoy convencida que cada pequeño rincón y el mundo todo va a cambiar cuando la mujer descubra el verdadero valor de ser mujer, cuando nos enamoremos de nuestro ser mujer con todo lo que implica.
Luego de la Misa compartimos un almuerzo “a la canasta” y nos quedamos un buen rato compartiendo con los amigos, algunos jóvenes de Pilar y de Mercedes, amigos de San Luis y de Comodoro Rivadavia.
¡Gracias Madre Elvira por la mirada nueva que nos transmitiste a las mujeres, por todo lo que has rezado por nosotras!
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