¡14 Años en Perú!

Peru 3Perú, Villa El Salvador, 7 de octubre 2019

“¡Sólo Dios es nuestra certeza! Vivir de Providencia significa creer en la fidelidad de Dios que se revela a través del corazón de muchas personas.” Madre Elvira

¡Queridísimos todos! Aquí estamos desde Villa El Salvador para compartir las lindas cosas que vivimos en la misión.

Este mes el Señor nos hizo el regalo de acoger con mucha alegría a cuatro niños. La primera en llegar fue Yareli, de 7 meses, luego, el 8 de septiembre llegó una niña de 3 o 4 días que la llamamos María en honor a la Natividad de la Virgen. Luego, llegó Cristina, de 8 meses, una bella “gordita” y después, Iván, un “moreno” de dos meses, de origen cubano. Son nuestras 4 joyas que por el momento completan el grupo de niños de casa que son 20. El más grande es César que tiene 3 años y dentro de poco irá a Rayo de Luz, y la más pequeña es María que ya cumplió el mes.
Como todos los años el primer sábado de octubre festejamos el aniversario de nuestra casa: este año cumplió 14 años. Gracias a nuestros amigos que nos ayudaron a preparar todo y a mucha gente buena que se hace providencia, pudimos realizar una bella fiesta cenacolina.

El mejor regalo fue la presencia de nuestro Obispo S.E.R. Mons. Carlos quien comenzó la Fiesta con la celebración de la Santa Misa. Cuando llegó lo recibimos con el canto de bienvenida, ni bien comenzó la Santa Misa, Monseñor le pasó el micrófono a sor Mari para que cuente cómo nació la misión en Perú. Sor Marica contó que el motivo de la misión es ayudar a los niños abandonados pero que en el fondo son ellos los que nos ayudan a crecer a nosotros. Habló del don de la providencia, como por ejemplo, haber podido encontrar una familia para Abigail, la niña prematura que recibimos hace dos años.

Per 2 1Hace un mes una familia de Villa El Salvador, golpeó a nuestra puerta y nos dijeron que deseaban adoptar una niña ya que tenían dos hijos varones, una princesita. En seguida sor Marica les habló de Abigail, presentándoles también sus muchos problemas físicos y de retardo mental. Ellos respondieron que si adoptar a Abigail era la voluntad de Dios, lo harían con alegría. Así comenzaron a visitarla para conocerla y hacerse amigos y ella los aceptó de inmediato. Fue un signo de la voluntad de Dios, porque Abigail siempre grita mucho cuando ve personas que no conoce.

Cuando el Obispo retomó la palabra dijo que estos años no había podido venir mucho y que se dio cuenta de que la casa cambió mucho. Hemos crecido, y la casa de “cartón” como él la llamaba al comienzo de la misión, ahora es una bella casa, acogedora, limpia, ordenada y se asombró como la encontró. Cuando llegó, dijo: “¡Qué bella casa, me gustaría que todas las casas de Villa El Salvador fueran así para darle dignidad al lugar!”

Luego se encontró con algunos de los jóvenes llegados de Supe con Hugo. Uno de ellos estaba particularmente serio y -como Madre Elvira- le dijo: “Y tú? ¿Por qué no sonríes? ¿Qué te falta? Si no tienes eso que piensas que te falta es porque no te sirve o no lo necesitas. Entonces sonríe y agradece a la vida por todo lo que te rodea.”Per 1 1

En su homilía habló del don de la alegría, que todos los cristianos deben tener siempre la sonrisa y la esperanza en el rostro, habló de la importancia del diálogo, de quererse bien, de perdonarse, aceptando la pobreza del otro. El Obispo estaba con mucha energía y simpático e hizo sonreír a todos con su claridad y sabiduría, igual que Madre Elvira sabe encontrar el momento para decir cada cosa.

Después recordó a Madre Elvira, una pequeña mujer pero con una gran fe, que siempre se dejó guiar por el Señor y que gracias a su sí, por la insistencia del Padre Adrián, la Comunidad llegó también a Perú.

Después de la homilía presentamos los dones al altar: el pan y el vino, un cuadro con la foto de Madre Elvira, dos cruces misioneras, que luego recibieron las tías Cristina y Rocío, y un cesto lleno con las cosas que usamos con los niños, mamaderas, pañales, leche en polvo.

Estar con Monseñor Carlos siempre es un regalo para nosotros ya que es muy paternal y se interesa por nuestras vidas, además su manera de hablar y mirar a los ojos a todos nos recuerda a Madre Elvira.

Luego de la Misa comenzaron los bailes: nuestras tías bailaron dos danzas de Perú que fueron presentadas por tía Cristina, nuestra tía americana quien habló del proyecto de la casa de Argentina ya que ella dio su disponibilidad para ir . Los niños también bailaron una danza típica de Cyuzco .
Concluimos la fiesta con un “compartir”

Agradecemos al Señor por el don de la misión de Perú, por el “Sí” de Madre Elvira y su fe y porque hoy estamos felices de experimentar que hay más alegría en dar que en recibir. Gracias porque están y por todo lo que hacen por la Madre y por nosotros.
Los queremos mucho! Una oración y un abrazo desde el mejor lugar del mundo.

Tías, niños, y Hermanas de Villa El Salvador

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