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¡ 2 Años en Catamarca! |
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Fraternidad Nuestra Señora del Valle, 14 de septiembre 2019
Dos años de trabajo, dos años de rosario comunitario, dos años de revisión de vida, dos años de amigos de la casa, dos años de obra. La casa de Catamarca es una casa especial, bendecida y protegida por nuestra Señora Del Valle; con crudos inviernos que azotan la zona, en la que los chicos que ingresaban debían adaptarse al trabajo en la baja temperatura pero con gran crecimiento espiritual, que aceptaban afrontar toda dificultad: llagas en las manos, bañarse con agua fría, lo que fue parte de su crecimiento.
El pasado 14 de setiembre, la fraternidad Nuestra Señora del Valle, cumplió 2 años de vida -de mucha vida- con la presencia de amigos de la casa, de los padres que tienen hijos en fraternidades de las distintas casas de Sudamérica.
El Padre Eugenio vino desde Brasil, pasando por Buenos Aires. Trajo completo el furgón de veinte plazas, con los chicos que vinieron dos días antes de la fiesta de la vida en Catamarca para ayudar a preparar todo. Se sintió una alegría especial cuando llegaron a la casa. Hubo compartida, mate, trabajo, baile con gestos, bailes improvisados, cantos alrededor del fogón a la noche. Todos querían estar presente en esa fiesta, sin perder de vista su arreglo personal, se cortaron el pelo un día antes de la fiesta. Había quienes esperaban encontrar a sus padres, o a su mujer o simplemente disfrutar por primera vez la fiesta en esta casa.
Al día siguiente empezó temprano, como siempre hacemos, el gran día de la Fiesta de la Vida: bailando e invitando a todos a congregarse de rodillas bajo la gran carpa, delante de Nuestra Señora del Valle, para rezar el rosario. Luego la Catequesis del Padre Eugenio, con la emoción a viva voz y en llanto recordando al Padre Antonio –fallecido- quien había luchado tanto por la apertura de esta casa.
En la Adoración Eucarística los jóvenes se reunieron con sus familiares, y abrazados, se pidieron perdón y agradecieron por la vida reencontrada en Jesús.
Los amigos tomaron protagonismo a la hora del almuerzo compartido, con comidas criollas de la zona: locro, empanadas y la riquísima pata al horno que nos sirvieron.
Luego, estuvo presente el baile de los chicos con una pequeña obra de teatro en la fueron protagonistas y contaron la historia de su ingreso, las dificultades y su crecimiento espiritual y hoy vivir la vida alegre con Jesús.
Rezamos todos juntos la coronilla de la Divina Misericordia y culminó con la Misa presidida por el Señor Obispo, Monseñor Luis Urbanc.
En la casa de Catamarca, señalo la importancia que tiene, nos descubrimos a nosotros mismos, viviendo la autenticidad del Evangelio en el contexto de una comunidad sencilla y humilde, como es esta fraternidad.
Los últimos en despedirse fueron los padres de los muchachos que viven lejos de la provincia, esperando su reencuentro el 8 de Diciembre en la Fiesta de la Vida en Pilar.
Al día siguiente, mientras padre Eugenio permaneció en Catamarca, fuimos a visitar el Cristo Redentor subiendo las altas montaña para su encuentro, todos rezando y pidiendo su bendición para la fraternidad de Catamarca. Con las piernas cansadas de tanto caminar y bailar regresamos a nuestra cotidiana vida comunitaria.
Estamos muy agradecidos a Dios, a la Comunidad Cenacolo y especialmente a Madre Elvira porque gracias a ella podemos vivir este hermoso carisma. ¡Dios bendiga esta hermosa obra! ¡Gracias!
Los jóvenes de la Comunidad Cenacolo de Catamarca.
