¡Unidas en el bien! |
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Saluzzo, 30 julio 2018
El 30 de julio se celebra la jornada mundial contra la trata de personas, para nosotros es una jornada de oración y de encuentro con la Comunidad “Papa Juan XXIII” para encomendar al Corazón de Jesús y de María todas las víctimas de la violencia.
Fuimos recibidas con los brazos abiertos en la casa donde se realiza la primera acogida, en Saluzzo, por Katie y Gabriela.
Rezamos juntas el Santo Rosario en varios idiomas para abrazar y recordar los sufrimientos del mundo entero. Entre un misterio y otro cantamos y escuchamos los testimonios de jóvenes víctimas de la trata recibidas en esta comunidad. Al encender las velas llevamos a ellas y a toda la humanidad herida al corazón misericordioso de Jesús.
En seguida nos ofrecieron una riquísima merienda –helado- muy agradable en este día de calor, luego compartimos con Katie y Gabriela que nos explicaron la realidad de su casa en el corazón de Saluzzo y respondieron todas nuestras preguntas.
¡Fue un momento fuerte y conmovedor! Nos dieron varios ejemplos de la vida de chicas recibidas, que vivían en las calles de nuestra ciudad y que hoy encuentran a Jesús con ellas. Muchas veces repitieron: “Nuestro Señor ha dicho: ‘Ámense como yo los he amado!’, Él murió por nosotros. Significa que también nosotros debemos amar al otro hasta dar la vida!” Esta frase, unida al testimonio concreto y autentico de vida, nos tocó profundamente.
Algunas jóvenes de las nuestras, después nos compartieron: “Mientras ellas hablaban me daban ganas de ir a hacer el bien a todos los jóvenes y a la gente necesitada.” O bien: “No podía creer lo que escuchaba! Qué fe valiente, contagiosa! ¿Cómo hacen?”
Escuchar cómo el Señor las llamó nos dice que hay que estar siempre atentas, que si tenemos el corazón abierto y listo, el Señor tiene una misión para cada uno de nosotros y quiere hacer cosas grandes a través de nosotros!
Agradecemos de corazón el tiempo que nos dedicaron y la amistad que nos tienen!
Damos gracias a Dios por los muchos carismas que ha donado a las comunidades, distintas pero todas unidas en Él.
Encomendamos la misión de Katie y Gabriela y de esta obra a la protección de la Virgen y rezamos juntas por la humanidad que sufre y por todas las víctimas de la trata.