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VIAJE MISIONERO A BRASIL Y PERÚ |
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Villa Salvador, 6 de marzo 2018
“No se puede hacer comunidad sin estar cerca. No puede haber paz sin estar cerca. No se puede hacer el bien sin acercarse.”
Papa Francisco
Queridos cenacolinos,
“¡Buen día Espíritu Santo, buen día vida mía!”
Escribimos desde Sudamérica para compartir con ustedes las novedades de este viaje misionero, que atraviesa los países de Brasil y Perú. Es un gran don poder estar aquí y contemplar la obra de la fe, lo que hizo y lo que sigue haciendo el ‘sí’, la fe, de Madre Elvira.
Llegamos el viernes 23 de febrero a las 17 al aeropuerto de San Pablo, en Brasil y nos esperaban Padre Eugenio , con su larga sotana negra, y Don Massimo, dos rostros sonrientes…dos misioneros!
Comienza la aventura misionera! ¡Primera etapa: Mogi! Los tíos y las tías esperaban a dos hermanas del Padre Gasparino… en vez…¡una gran sorpresa! Ver sus rostros asombrados y alegres nos colmó el corazón! La misión es muy bella, grande, muchas casas, mucho verde, un verde fuerte ¡estamos en Brasil! Dos bebés de cerca de 7 meses, Alejandro y David, en brazos de las tías nos miran asombrados y curiosos a la vez, parece que dijeran “…¿quiénes son?…”
El icono de Nicola en la bella y espaciosa iglesia, nos recuerda que la oración de intercesión es absolutamente indispensable para vivir bien la misión, para que vengan los ángeles, para que protejan la misión, los niños y los misioneros. ¡Nicola, ruega por nosotros!
Después de Mogi llegamos a Bahía acompañadas por Don Eugenio. Bahía es verde, selvática, alegre, cálida, colorida…llena de frutos de toda clase…Bahía! Nuestra llegada fue…un sueño! Llegamos a las 8 de la noche a una increíble, bellísima y luminosa iglesia, para festejar los 20 años de sacerdocio de Padre Claudio, viejo amigo de nuestra misión. Es sacerdote carismático que tenía gran veneración por Madre Elvira. ¡Nos cuentan que la construcción de la iglesia tuvo el “OK” de la Madre en una de sus visitas a la misión! Es una iglesia muy original ya que además de ser muy luminosa tiene un gran entrepiso que circunda tres de los lados de la construcción, permitiendo a los fieles participar… desde lo alto! ¡La iglesia estaba llena de personas de todas las edades! Antes de entrar…ninguna de las tías… ni menos las hermanas sor Rita y sor María, sabían de nuestro arribo…¡fue una explosión de alegría! La alegría del encuentro se prolonga en la liturgia de la Santa Misa. La fiesta dura 4 horas, cuatro horas de celebración litúrgica! ¡Jesús, qué grande eres!
Nos quedamos unos días en Bahía con las tías, muchos niños y muchos adolescentes…es un don poder compartir su alegría, sus ganas de luchar por la vida, su esperanza… su necesidad de amor…su necesidad de Jesús. 
Luego partimos hacia el mar de Jauá…donde nos esperan las hermanas Gatti, y la familia de Biljana y Peter.
También están algunos tíos que están refaccionando la casa, trabajan muy rápido y en pocas horas desmontaron la cocina y la llevaron a una parte nueva. En medio de cascotes, ladrillos, taladros e instrumentos varios vivimos ese bellísimo momento…para volver a partir. Apreciamos la belleza de estar juntos, vivir la fe en Jesús que siempre renueva nuestra vida y Él elige la dirección de nuestro viaje terreno!
Saludamos a Brasil y …chau…volvemos a partir…con dirección a Perú. El 3 de marzo aterrizamos en Lima. Nos esperaban la Tía Andrea con la pequeña Francesca de 8 meses y la tía Sarah. Cuando íbamos por la autopista llena de Lima, sentimos una bocina que suena fuerte, muy fuerte, se nos pone al lado una furgoneta y tres rostros sonrientes nos saludan: son Domenico, hermano Denis y Hugo. ¡Verdaderamente es pequeño el mundo!!!
Llegamos a Villa Salvador, una gran extensión de casuchas, casas en medio de la arena, de perros vagabundos, cansados y con hambre…pero también de rostros curiosos de niños, con cabellos renegridos y despeinados que parecen decir ¡bienvenidos a la misión! Al fondo de una calle larguísima, en una callecita lateral en medio de la arena, está nuestra misión de los bebés. ¡Nuestra misión es un oasis!
Las hermanas nos presentan a los niños, los bebés, los fantásticos y el grupo de los grandes. Muchos ojos bellísimos nos miran, ojos sonrientes, ojos acogedores, siguen y confían en quien los cuida, hermanas, tías, se los ve contentos ¡y ahora…confían…vienen y nos abrazan! ¡Hay fiesta!
La casa está construida en tres pisos, planta baja, primero y segundo piso, es bellísima…estilo peruano…colorido…y con dos jardines internos, hay un banano del cual penden muchas bananas verdes. La belleza de la casa está en su interior. En seguida se nota la limpieza de la casa, lo que no es poco mirando afuera. ¡Y después…el amor a la vida! Escuchar las historias de los niños y cómo fueron salvados, encontrados, traídos…es un golpe al estómago, pero… ¡fueron salvados…están vivos, vivos! Gracias Madre Elvira por tu fe.
También las casas de Rayo son bellas, coloridas, estilo peruano…hay verde, hay vida…muchos niños que justo hoy comenzaron la escuela. Los uniformes están impecables, se ve que son nuevos. ¡Es un día importante para los niños el primer día de clase! Para las tías volver a conseguir libros, hacer la tarea, hablar con las maestras… ¡la vida de los niños!
¡El viaje misionero no terminó…continúa!
Un gran abrazo a todos y no se olviden de rezar siempre por los misioneros y los niños!!!
Sor Claudia y Sor María Pía