Carlos

 

Carlos Burgos

Me llamo Carlos, soy de Argentina y formo parte de la Comunidad Cenacolo. Vengo de una familia muy humilde, a los cinco años quedamos huérfanos. Junto con mi hermano fuimos a un orfanato donde me costó aceptar la vida sin mi familia. Fue allí que comencé a ir por el camino de las tinieblas. A los once años conocí el mundo de las drogas y creí que era la cura para sanar todas las heridas que tenía con mis padres. Hoy me di cuenta que esas cicatrices todavía están allí y que tengo que enfrentarlas.

Luego de unos años me enteré que tenía más hermanos, que nos habían separado de pequeños, allí me di cuenta que estaba tocando fondo, que me estaba hundiendo cada vez más. Busqué la ayuda de unas señoras amigas que ayudaban en el orfanato y que me querían bien: Gabriela y Andrea. Ellas me hablaron de la Comunidad y en ese momento me di cuenta que tenía mucho miedo porque ya había perdido la confianza en todos.

Cuando ingresé a la Comunidad me costó dejar las cosas materiales y también me costó mucho volver a tener fe en Dios. Los primeros 5 meses fueron muy duros, solo recordaba mi pasado y me atormentaba con mis pensamientos y sentimientos. Al cumplir los 5 meses de Comunidad me propusieron ir a Brasil; en ese momento sentí mucho miedo porque todavía arrastraba mucha desconfianza hacia los demás y hacia mí; también me asustaba ir a otro país, desconocido, con otro idioma; le rezaba y le pedía a Dios que el viaje no se hiciera.

Pero finalmente llegué a Brasil, a la Casa de Santa Teresita, al principio me sentí un poco raro por ser extranjero, pero al pasar los días me di cuenta que podía enfrentar las dificultades. Jamás imaginé que gracias a la Comunidad, a pesar de mi orgullo podría volver a confiar en mí mismo y en los hermanos que me rodean. Hoy me siento fuerte para seguir el camino que la Comunidad me propone. Gracias!

Carlos