Peregrinación a la Virgen de Luján

Pilar, 21 de Octubre 2017Pereg17 0333

El sábado 21 de octubre, como todos los años, los jóvenes de las tres fraternidades de Buenos Aires se reunieron en Pilar para caminar juntos hacia la Virgen María en la Basílica de Luján. El encuentro fue muy temprano y el ritmo de la caminata lo impuso la oración: rezaron los 1000 Avemarías por Madre Elvira.

Los jóvenes van caminando, peregrinando, y en el camino ven el reflejo de su propia vida recuperada que también va caminando en la fe. La peregrinación es parte del carisma de la Comunidad, en Argentina nació hace algunos años para acompañar a Madre Elvira en Roma cuando la Comunidad Cenacolo fue reconocida por Papa Benedicto XVI, como Asociación Internacional de Fieles de Derecho Pontificio.

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Este año, llegaron con mucha alegría, cantando y corriendo e hicieron una ronda frente al Santuario para saludar a María con los cantos y gestos de la Comunidad. Había mucha gente que se quedaron sorprendidos y se unieron al grupo al ver la alegría que tenían los jóvenes; todos habían llegado muy alegres porque fue una peregrinación muy especial.

Llegados a la Basílica, se acercaron a saludar a la Virgen María y entregarle las intenciones que llevaban, agradecer a Madre Elvira y a la Comunidad por la vida que tenemos, por ser parte de la Iglesia y de la Comunidad Cenacolo; luego Padre Diego hizo una bendición especial y luego de esta oración regresaron a la Fraternidad para celebrar la Santa Misa y luego un buen almuerzo preparado por los amigos.

¡Gracias Madre Elvira, también en este caminar nos sentimos hijos tuyos!

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Gabriel:

Desde el momento que salíamos de la casa de Pilar ya sentía algo diferente a otras peregrinaciones, mi camino comunitario me permitió vivirla de otra manera. Parecía que el tiempo no nos iba a acompañar porque llovió hasta el momento de la partida. A medida que íbamos caminando se fue despejando el cielo y Dios nos regaló un día hermoso.

Me gustó mucho la fuerza con que rezábamos los rosarios, por momentos me sentía cansado pero era tan fuerte la oración que no me dejaba pensar en el cansancio. Durante la peregrinación pude poner intenciones personales a María y esto me ayudaba a seguir caminando. Casi llegando a Luján, cuando más cansado me sentía, cargamos la Virgen con un hermano y ese momento me hizo emocionar.

Cuando llegamos a la Basílica, le di gracias a María por otro año más que me recibe en su casa.
Para mí esta peregrinación queda guardada en mi corazón como otro momento hermoso que me regala la Comunidad en mi camino.

Gabriel (Villa Rosa)