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¡5 AÑOS EN MERCEDES! |
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“NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS”
“Los que cargan la cruz más pesada pueden comprender mejor el camino de la fe”
FRATERNIDAD DIVINA PROVIDENCIA, 27 de agosto 2017
Querida Madre Elvira, queridos todos en la Comunidad, les compartimos que este domingo 27 celebramos en Argentina con mucha alegría y fiesta los 5 años de la Fraternidad Divina Providencia, en Mercedes. Un camino que todos los amigos hemos podido compartir y alegrarnos con cada logro de la fraternidad en estos cinco años. Es asombroso ver los cambios en la casa, el parque y el campo desde aquel 2012 en que llegamos y estaba todo arruinado, sucio y destruido hasta verlos hoy con cocina, comedor, baños, todo nuevo y limpio; una huerta muy linda y grande asesorada por amigos profesionales, todo hecho de nuevo, como los jóvenes que allí viven, una fraternidad llena de detalles que 
alegran la vista, de caras felices aún en la lucha. La ciudad de Mercedes es sede del Obispado de Mercedes-Luján donde se ha nombrado un nuevo Obispo auxiliar, Mons. Jorge Eduardo Sheining quien presidió la Santa Misa acompañado por gran cantidad de concelebrantes y seminaristas. Varios jóvenes de nuestra Comunidad recibieron los Sacramentos. Dos jóvenes, Gustavo y Martín, recibieron la Primera Comunión y otros cuatro, David, Gregory, David y Emanuel se confirmaron. Mons. Jorge Eduardo resultó una persona cercana, dejó de lado el micrófono y el protocolo y nos hablaba en idioma comunitario. En la homilía, hablando de la amistad de los apóstoles con Jesús, especialmente con Pedro, nos dijo que “la amistad con Jesús te lleva a encontrar el sentido de la vida,” sentido que habíamos buscado en lugares equivocados pero que siempre pasa por Dios. En el momento de la Confirmación le dijo a los jóvenes: “Hoy hacen un pacto de amistad con Jesús: más comunión, más cercanía, más fortaleza con Él. “¿Quién soy yo?” les pregunta Jesús también a ustedes y si dicen la respuesta de fe, en este momento tan lindo del camino de sus vidas, Jesús les dará una respuesta y Dios les dará su Palabra fundamental.”
Luego de la Santa Misa los jóvenes de la fraternidad ofrecieron las ricas pizzas italianas y muchos postres y dulces. A continuación hubo testimonios organizados de una manera original ya que estaban insertados dentro de “la vida en Comunidad”.
Al atardecer finalizó la fiesta, los invitados partían en el frío invierno de Buenos Aires y los jóvenes se quedaban, todos con el corazón pleno de alegría al ver la obra de Dios, lo que Dios hizo en cada uno de nosotros a través del “Sí” de Madre Elvira, de su sacrificio, de su amor inabarcable y comprendimos qué presente ella está, aún en los lugares más lejanos. ¡Gracias Madre, qué bello es ser hijo tuyo, sentir que pertenezco a una obra tan grande, tu obra!
Los jóvenes de Mercedes
Hola, me llamo Franco, vengo de una familia pequeña, solo mamá y dos hermanas; soy el menor y mi papá murió cuando yo tenía 7 años; no entendía nada lo que pasaba ese día, veía toda la gente llorando y nadie me quería decir nada. Cuando lo vi a mi papá en un cajón lloré y comprendí lo que pasaba. Fue algo duro para mí, no poder tenerlo ni tener una amistad con él. Su problema era el alcohol, mis padres siempre peleaban por esas cosas. Entonces yo fui creciendo con mucho dolor. Mi mamá trabajaba y yo quedaba en casa con mis dos hermanas y siempre peleabamos por todo. Yo me sentía diferente a ellas, no las aceptaba como eran por que tenía muchas miserias. Era orgulloso, mentiroso, egoista, mala persona, que solo buscaba hacer daño. A los 15 años ya conocí la droga y empece ese camino, queriendo hacerle daño a mi familia; robaba y me llené de tristeza y soledad; vivía siempre vacío, no me importaba nada la vida. Mi mamá me quería ayudar y no me dejaba solo. Yo quería vivir así toda la vida, hasta que un día toqué fondo y quise morir: tenía 20 años y no quería vivir más. Así conocí la Comunidad a través de mi madre, pero no estaba decidido de lo que quería para mi vida, por mi orgullo, mi apatía, tenía mucha bronca adentro, además no sabía con qué me iba a encontrar. Cuando entré me dijeron que tenía que quedarme junto a un chico por un mes, no lo podía aceptar, solo quería escapar, no quería trabajar ni escuchar a nadie. Cuando pasó el mes estaba cantento porque no estaba drogado pero seguía con mis inseguridades: no quería quedarme más en Comunidad, no me interesaba en nada, tenía mucha rabia, mucho orgullo egoista. Cuando hacía 3 meses que estaba en Comunidad perdí una de mis hermanas, fue muy duro, yo tenía mis dificultdes y no sabía qué hacer; por un lado quería ir, pero por otro no quería dejar la Comunidad y lo que me prometía. Pasé un año con mucha bronca, con egoismo, pero los chicos siempre me ayudaron. Cuando me sentía solo sabía que no podía hacer nada y recordaba que antes de entrar en la Comunidad ella me había dicho que iba a morir, pero lo único que ella deseaba era verme afuera de la droga y que iba a ser feliz desde el cielo. Fue un tiempo duro para mí, ella fue la única que me quiso como era, con mis pobrezas…a veces quería escapar de todo lo que vivía. Hoy, con mis dos años, siento que encontré mi lugar en la Comunidad, encontré los valores perdidos, me encontré a mi mismo y encontré el sentido de la vida y de las cosas que hago en mi día a día.
Doy gracias a Madre Elvira por su “sí” y a esta Comunidad Cenacolo; gracias también a mi familia. Hoy, gracias a Dios empiezo a tener un equilibrio en lo que vivo cada día. Aunque mi fe no es muy grande, tengo a Jesús en mi corazón. Lucho a diario pero hoy quiero decir: “Gracias Jesús por esta oportunidad que me das de recuperar con plenitud mi vida!” FRANCO
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