Retiro de padres en Brasil |
|
Mogi das Cruzes, 4-6 de agosto 2017
“Se transfiguró delante de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz... se oyó una voz que decía desde la nube: «Éste es mi Hijo muy querido. en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo.»” (Mt 17, 1-9)
Deseamos compartir con ustedes las intensas jornadas vividas en el primer Retiro para los padres de la Comunidad Cenacolo en Brasil. Hace muchos años que la Comunidad está en esta tierra pero no habíamos tenido la posibilidad de vivir un retiro de oración de dos dias junto a los padres.
Ahora, gracias a la permanencia de padre Eugenio y de Hermano Peter en Brasil, y además a la visita de Padre Michel, pudimos vivir este retiro en la misión Nuestra Señora de la Ternura en Mogi das Cruzes, un lugar muy grande y hermoso para recibir a los padres. Participaron principalmente padres de Mogi das Cruzes, pero también de Bauro, Aracaju ¡y hasta una familia que llegó desde Paraguay! En total cerca 15 personas entre madres, padres, hermanas, abuelas...
El día sábado comenzó con la oración del Santo Rosario delante del Santísimo Sacramento en la capilla. En seguida, en el salón Don Bosco, vimos el video «Nada es imposible para Dios» con los subtítulos en portugués. En la catequesis, Padre Michel nos habló de la importancia que tiene para los padres, hacer junto con nuestros hijos un camino de conversión y de fe que pasa a través de los encuentros y reuniones de los padres en camino.
Terminamos la mañana con la celebración de la Santa Misa, donde Padre Eugenio nos dirigió la homilía. Por la tarde, vimos un video del testimonio de Madre Elvira, unos años atrás, en el Congreso de la Misericordia en Roma donde nos hablaba de la importancia de la reconciliación con nuestros hijos y del abrazo de la Misericordia de Dios: primero con nosotros mismo y luego con los hijos, para sanar las heridas más profundas de nuestros corazones. Hermano Peter y Pedro nos dijeron cómo comenzar una nueva relación con nuestros hijos, aprendiendo una forma nueva de amor, más firmes y más exigentes con ellos.
Al finalizar el día, compartimos en la capilla todo lo que habíamos recibido durante la jornada, como mensajes del Espíritu Santo a través de nuestros sacerdotes, finalizando alrededor del Santísimo Sacramento para la Adoración Eucarística, dejar a los pies de Jesús todas nuestras luchas y fatigas y para pedir a Dios que nos fortalezca en este camino de fe. Después pudimos ver en un video cómo está Madre Elvira en el día de hoy, cómo sigue viviendo su vida en el sacrificio pero con mucha alegría de vivir y mucha luz en su ojos.
Fue una linda sorpresa el domingo después del desayuno poder encontrar a nuestros hijos delante de la capilla y rezar juntos los Misterios Gozosos del Santo Rosario. Celebramos la Santa Misa de la Trasfiguración del Señor con el Padre Michel que nos ayudó a entender qué importante es volver a la vida cotidiana fortalecidos por estos días de retiro, llevando adelante en el día a día todas las enseñanzas de la Comunidad.
El almuerzo fue ofrecido por los jóvenes de la Fraternidad “Santa Teresita” que nos prepararon una buena pizza italiana, tradicional en toda la Comunidad.
Por la tarde, los padres pudieron compartir con sus hijos, rezando el Rosario delante a la Virgen.
¡Gracias Señor! ¡Gracias Madre Elvira, nos has regalado la sonrisa nuevamente, con tu sencillez y humildad nos has educado!
Recorrimos más de 1400 km desde Asunción, Paraguay para llegar a Mogi das Cruzes, Brasil para participar del retiro de padres con hijos en Comunidad, y digo recorrimos porque mi mama de 76 años me acompañó; pero “valió la pena”, valió la pena el esfuerzo, esta experiencia hizo que se alegrara mi corazón y el de mi madre.
Mi vida antes de la Comunidad era un infierno, mi hijo por las calles drogándose, cada día más perdido, por casi 5 años luchando contra su adicción, pero era imposible, nada daba resultado.
Ahora me doy cuenta que la lucha no era contra un químico que invadía el cuerpo de mi hijo; si no que era contra las heridas de su corazón, llenas de rencor, tristeza, egoísmo, heridas que solo pueden ser sanadas con el amor infinito de Dios.
Ahora puedo afirmar que los milagros existen, y no es porque mi hijo se recuperó por arte de magia de la noche a la mañana. El milagro existe, porque existe un grupo de personas que sienten tanto amor que están dispuestos a donar su tiempo, su trabajo, su vida por los demás, y ese grupo de personas conforman la Comunidad Cenacolo; sienten el amor de Jesús y María en sus corazones y es lo que trasmiten.
Mi hijo Christian está iniciando su camino de conversión, y nosotros en la casa hacemos lo mismo, rezando el rosario en familia, asistiendo a misa no solo los domingos, sino todos los días que permita el trabajo; asistiendo a los Grupos para padres. Y es que ahora entiendo lo que decía Madre Elvira “Padres convertidos, hijos salvados”.
Mi corazón estaba lleno de gozo al haber alabado al Santísimo junto a los padres de los hermanos de mi hijo, porque en la Comunidad son hermanos, hermanos en la oración, en el trabajo, en la fe. Mi madre terminó el Retiro con satisfacción, admirada de la entrega que se siente en la Comunidad, ahora está más comprometida que antes.
Y el domingo en el encuentro con los hijos, fue indescriptible, al ver a mi madre fundirse en un abrazo, al ver los ojos de mi hijo sonreír, a pesar de las dificultades, al escucharle decir que está luchando, que está rezando por su familia, que tiene confianza; al ver el orgullo que siente de sus progresos, del trabajo, de ser útil nuevamente, eso es un milagro, es fruto del amor de madre Elvira.
Solo queda dar gracias a Dios.
Mamá María Teresa