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Encuentro Anual de Padres de la Comunidad Cenacolo en España |
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Valladolid, 7 – 8 – 9 octubre
La Comunidad del Cenáculo en España celebró su III encuentro nacional de familias los días 7, 8 y 9 de octubre en Valladolid. Fue un regalo del Señor poder contar con la presencia del P. Andrea, sacerdote de la Comunidad,y de algunos chicos que viven en las fraternidades de España e Italia. El sábado por la mañana tuvimos una catequesis en la Basílica de la Gran Promesa sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
¡Qué preciosa coincidencia que en el aniversario de las fraternidades de España el pasado junio en Cornudella, el P. Massimo nos hablara de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús revelada a Santa Margarita María de Alacoque y que en este encuentro de octubre nos hablen de cómo el Señor encargó -60 años después- al beato Bernardo Hoyos que extendiera esta devoción. Al beato Bernardo Hoyos se le reveló el Sagrado Corazón de Jesús en 1733 ardiendo sin consumirse y rodeado de espinas (representando lo poco que se le quiere) y le dio el encargo de extender esta devoción. El corazón de Jesús arde continuamente abrasado de amor por los hombres y no es correspondido. Jesús se nos ha mostrado con el corazón herido y nos pide misericordia hacia Él. En la catequesis entendimos que si Dios tiene corazón eso significa que tiene sentimientos y le afecta nuestra cerrazón. Nuestro corazón, el corazón de los hombres, está anestesiado por el pecado. 
Pero el corazón de Jesús, no, es un corazón puro que está en carne viva y que sufre con nuestra ingratitud. Jesús quiere reavivar el amor de los hombres a su Corazón y el Corazón de Jesús es la Eucaristía. Es en la Eucaristía donde, realmente presente el Señor, recibe las mayores ofensas y agravios.
Por la tarde celebramos la Eucaristía con el obispo auxiliar de Valladolid, Mons. Luis Argüello, que nos explicó que todos somos parte de una familia que comparte la misma sangre, la sangre de Cristo. En las catequesis posteriores el P. Andrea nos habló del camino que debemos hacer los padres. Los padres deben ir a los encuentros mensuales pero se trata de un camino personal que debe hacer cada uno. El Señor nos conoce y sabe lo que nos falta. Por eso nos llama a la Comunidad. El Señor nos propone el camino justo y apropiado para cada uno. Dios es papá de nuestros hijos pero también es papá de nosotros, los padres. No es bueno ir a ver a los hijos los primeros meses de Comunidad porque la relación todavía está maltrecha y nos pueden manipular. Y también porque ellos necesitan un tiempo para ver en perspectiva lo que han hecho. También los padres necesitamos un tiempo para ver nuestra historia. A veces los padres somos la principal causa del dolor de nuestros hijos. Por eso Madre Elvira les decía a los chicos: “Aprended a mirar a vuestros padres como niños, como los adolescentes que fueron, con sus dificultades, porque ellos no nacieron adultos”. Se necesita un tiempo de sanación y luego un tiempo de resurrección. Hay que dar tiempo para que se curen la heridas. El corazón se tiene que sanar. Y la Comunidad nos pide a los padres que confiemos.
El P. Andrea nos recordó que en las reuniones de padres es importante compartir cómo estamos nosotros interiormente, cómo avanzamos en Comunidad. También se comparten las humillaciones que hemos pasado como padres de estos chicos. Lo que nos une en Comunidad no son los dones que tenemos sino nuestras pobrezas, nuestros fallos, nuestros pecados… porque todos somos pecadores. Todos llegamos a la Comunidad con nuestros problemas. Eso es lo que nos ha unido. Tampoco hay que olvidar a los otros hijos que tenemos en casa. Hay que preocuparse de ellos. No hay que esperar a que se droguen para preocuparse de ellos. Tenemos que ser instrumentos del Señor para ellos. Los padres deben ir a los grupos de padres desde el principio, cuando el chico acaba de entrar en Comunidad, porque es un momento de gracia, un momento muy especial. Hay que empezar a caminar enseguida. Y los padres “viejos” (los que llevan más tiempo en camino) deben ayudar a los que acaban de entrar porque son los más débiles, los que tienen más tentaciones y dudas. No olvidemos nunca que nuestros hijos llegaron a estar entre la vida o la muerte. Por eso nunca debemos caer en los caprichos de los hijos de llevarles ropa de marca u otras cosas y por supuesto nada de llevárselo a escondidas. La llamada del Señor es personal y Dios está esperando nuestra respuesta para hacer milagros a través de nosotros. Porque hay muchas familias que necesitan reconciliarse y eso se hace a través del camino de los padres. El Señor nos ha elegido como instrumentos de su amor. En los grupos es importante mantener el pudor en referencia a lo que se cuenta. Tiene que haber un pudor espiritual. Hay cosas que no se comparten en grupo y que solo se comparten en familia o con el Señor. La tendencia actual es a contarlo todo y hacerlo todo público en Facebook o redes sociales. Y hay cosas que no se comparten porque son íntimas, que no se dicen porque pueden hacer daño a los que las escuchan, los hijos, marido, esposa… Se pueden abrir heridas. Hay cosas que solo se dicen en confesión. Decir todo no es la verdad. Lo que escuchamos en los grupos de padres, especialmente el sufrimiento, hay que respetarlo para amar más a esa persona que se abre. Nunca hay que burlarse, si alguien se burlara es para echarle del grupo. Y también nos recordó el P. Andrea que lo que se comparte en los grupos, el testimonio de los chicos… es confidencial y no sale del grupo. En las reuniones de padres tampoco se graba nada de los testimonios. Sería como una traición a la confianza puesta en el grupo de padres. El p. Jon nos habló a los padres sobre la confianza que debemos tener en la Comunidad. Cuando un hijo entra en Comunidad los padres quieren saberlo todo. Y eso no es bueno. A veces la Comunidad no cuenta las cosas porque no es necesario. Tenemos que vigilar porque, en estas ocasiones, estamos tentados a desconfiar de la Comunidad o de los responsables. El P. Jon también nos animó a no irnos de Valladolid sin antes haber consagrado nuestras familias al Sagrado Corazón de Jesús.
Santiago (responsable de una fraternidad en Italia) también nos dirigió unas palabras y nos dijo que los chicos de la Comunidad se dan cuenta enseguida si sus padres están haciendo el camino que la Comunidad les propone y así ven si les pueden seguir manipulando o no. Finalmente el domingo después de comer cruzamos la Puerta Santa de la Basílica de la Gran Promesa y rezamos todos juntos la Coronilla a la Divina Misericordia. ¡Gracias al Señor y a la Comunidad por esta bella experiencia que hemos vivido!
VIGILIA DE ORACIN |
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