ANIVERSARIO "MARIA ASSUNTA" |
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Casa de Formación, Pagno 15/08/2016
“Y apareció en el cielo un gran signo: una mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.”
Buen día Espíritu Santo, Buen día Vida Mía,
¡Gracias Jesús, por el don…de Tu Madre, La Asunción de la Virgen María!
Queremos contarles cómo hemos festejado a la Virgen María el día en que la Iglesia recuerda que su Cuerpo y su Alma, tan puros, tan bellos, tan inmaculados, no conocieron la muerte sino que entraron triunfantes en la gloria del Paraíso! Para todos es Ferragosto, momento para ir de vacaciones y descansar, pero para los cristianos este día tiene un profundo significado: ¡es la solemnidad de la Asunción de la Virgen María! El domingo 14 de agosto, las hermanas junto a las misioneras que están en Pagno con nosotras y algunas chicas que van a tomar el camino de la consagración, quisimos agradecerle a la Virgen y a Madre Elvira por el don de nuestra fraternidad y caminamos hasta una pequeña iglesia dedicada a la Virgen de las Gracias rezando los 1000 Ave Marías. Fue una tarde simple pero muy bella y todas llegamos a casa con los músculos un poco doloridos (habíamos caminado mucho, en subida y a paso de “infantería” como nos enseñó Madre Elvira) y con el corazón pleno de alegría y gratitud.
El 15 de agosto recibimos en Pagno a todas las chicas de las fraternidades cercanas. A las 9.30 Padre Andrea celebró la Misa junto a Padre Stefano. En la homilía nos dijo que la Virgen, al terminar su existencia terrena, fue llevada al Cielo, fue “subida” inmediatamente a la gloria del Paraíso, también porque supo enfrentar todas las pruebas de la vida con fortaleza y coraje. María, después de su “¡Aquí estoy!” siempre vivió “en subida” y cada dificultad la afrontó con mucha fe y determinación. Al finalizar la Santa Misa, Padre Stefano les recordó a las chicas que la vocación del matrimonio no es la única. El Señor sigue llamando pero los jóvenes hoy ya no tienen más un ambiente que los ayude a escucharse “interiormente” y discernir su vocación. La vida comunitaria es un gran don porque permite a nuestro corazón ponerse en escucha y comprender lo que Dios ha pensado para nosotras. Padre Stefano también nos agradeció a las hermanas porque en este tiempo servimos y amamos la vida de Madre Elvira. Agradecemos a la Virgen porque sabemos que es un gran privilegio poder estar todo el día junto a la Madre. Luego del Rosario caminando, nos reunimos las chicas junto con Padre Stefano y las hermanas en el salón grande de Pagno para saludar a Madre Elvira. La Madre estaba bellísima y tenía en la cabeza una simpática corona que decía “Servir es reinar”. Se detuvo muchas veces a guiñar el ojo, a abrazar, a saludar y corría por el salón muy feliz. Era bello ver a las chicas conmovidas y agradecidas profundamente por poder vivir este momento junto a la Madre.
El almuerzo fue un lindo picnic en el jardín del frente de la Casa de Formación y después todas las fraternidades se prepararon para jugar. El juego estaba dividido en 7 pruebas inspiradas en los pilares de la vida de Pagno y de la Comunidad: Oración, Providencia, Espíritu Santo, Testimonio, Trabajo, Caridad, Ayuda Fraterna. ¡Cómo nos divertimos! Corrimos, saltamos, cantamos y usamos un poco el cerebro, al final había crecido la unidad y la alegría. Después del juego, el jardín se transformó en una capilla. A la sombra de los grandes árboles que rodean la Casa de Formación, preparamos el altar y vivimos un rato de Adoración Eucarística.
Rezamos la Coronilla, escuchamos una breve catequesis de Madre Elvira y luego sor Claudia dijo a las chicas: “Sabemos que extrañan a la Madre y nos gustaría que ella pudiera visitar –como lo hacía- las fraternidades y escuchar a cada una. De todos modos está Jesús, está la Virgen y, en el espíritu, también está Madre Elvira. Hablen con ellos en su corazón, encomiéndenles las fatigas y las alegrías.” Luego sor Claudia fue llamando a las diversas fraternidades para arrodillarse ante la magnífica imagen de la Virgen de Fátima peregrina y se encomienden a Ella en el silencio del corazón. Las hermanas también nos arrodillamos ante la Virgen junto a las misioneras y a las chicas francesas, americanas, croatas, bosnias, serbias y pusimos en el Corazón de María todas las misiones y las casas femeninas más lejanas.
También encomendamos a la Virgen nuestros sacerdotes y lo que están viviendo; luego, todas juntas renovamos la Consagración a María con la oración que cada mañana rezamos antes del cuarto misterio. Agradecemos de corazón haber podido festejar la Asunción de la Virgen y los 17 años de vida de la Casa de Formación junto a las chicas.
El deseo de consagrarse es un brote que nació dentro de nosotras viviendo en las fraternidades, por eso nos sentimos un poco “hijas” de los jóvenes y de las chicas. Nos enamoramos de la Comunidad luchando, rezando, amando, sirviendo, con alegría, en fin, viviendo en la fraternidad y justo allí decidimos dar nuestro “sí” a Jesús. Agradecemos de corazón a Madre Elvira por su fe y su coraje porque aunque no fue fácil dijo su “Aquí estoy” también cuando Dios le pidió abrir la Casa de Formación y comenzar esta bella historia de la vida consagrada en el Cenacolo.
Agradecemos a Nuestra Madre María, la Asunción de la Virgen, la Mujer Vestida de Sol y Coronada por Doce Estrellas, porque sentimos Su presencia y porque continuamente vela sobre nosotras y reza por cada una.
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