Sor Mely

 

Hna Mely testimonio ES1“Si no fuera por la Santísima Virgen me hubiese perdido para siempre”… me siento sin palabras para agradecer a Dios lo suficiente por el don de mi vida nueva.

Soy Hna Mely, argentina de Entre Ríos, vivo en la Misión “Rayo de Luz” en Lima-Perú como Hermana Misionera de la Resurrección y estoy muy feliz de pertenecer a Jesús para siempre. Cuando conocí la Comunidad Cenáculo tenía veinticinco años, estaba iniciando a ejercer la odontología y deseaba tener una vida libre, independiente, por lo cual había elegido ese estudio.

Agradezco a Dios por el don de mi familia, soy la quinta de cinco hermanos, crecí en medio de incomprensiones y falta de diálogo entre los adultos, por lo cual siempre me preguntaba si el amor existía de verdad. Para mis padres lo más importante eran los estudios de sus hijos y que puedan realizarse en la vida profesional. En mi familia siempre había “máscaras” de familia perfecta pero en realidad no se vivía a fondo la fe cristiana.

Tuve una vida normal con muchos amigos, diversiones y varias actividades, pero al finalizar la universidad comencé a sentir el vacío, el deseo de aprender a rezar, de encontrar a Dios más cercanamente. Recuerdo que un día dije a la Virgen: “Llámame donde Tú quieras, yo voy…”Fue así que luego de un tiempo encontré una persona de mi ciudad que me habló de los mensajes de la Virgen. El tema me dio curiosidad y quise ir personalmente para comprobar lo que me habían contado.

Los caminos de la Providencia fueron muy claros, recibí la invitación de un sacerdote para ir a Medjugorje, una amiga me prestó el dinero para comprar el pasaje y otro amigo me prestó la maleta. Así que pude ir para agradecer a la “Reina de la Paz” por haberme ayudado a terminar mis estudios y pedirle que me ayude a encontrar mi vocación, para realizar lo que mi corazón deseaba y que seguramente me haría más feliz de lo que yo pensaba. Nunca había imaginado la vida religiosa porque me parecía algo “pasado de moda”. Estando en Medjugorje ofrecí mi servicio como odontóloga en la fraternidad “Campo della Vita” por sugerencia de un sacerdote de la parroquia, luego de unos meses me invitaron para hacer una experiencia de vida con las chicas del Cenáculo. Si bien mis proyectos eran continuar mi viaje hacia Italia, decidí quedarme un período para aprender italiano. La experiencia de vida en fraternidad fue muy enriquecedora, escuchando las catequesis de Madre Elvira pude percibir una luz nueva que mi corazón nunca había encontrado, mi vida comenzaba a recobrar el sentido de la fe. Fue así que poco a poco me abandoné en los planes de la Santísima Virgen, sin saber que sería de mi futuro pero segura de que estaba en buenas manos. Transcurrido un año de vida con las chicas de la fraternidad “Campo della Gioia” fui transferida a la Casa de Formación en Italia donde pude responder “Sí” con alegría a la llamada de Jesús. Descubrí que mi corazón no podía limitarse a una sola familia y a pocos hijos, que desde siempre había deseado servir y amar a los niños, a los jóvenes y a toda la humanidad. Tuve la gracia de vivir un “camino privilegiado hacia la santidad” muy cerca de Madre Elvira durante siete años, donde ella misma nos daba las catequesis y formaba para donar nuestra vida. Recuerdo mi primer encuentro con ella, cuando me dijo: “... a la Argentina iremos juntas y tú irás como una consagrada”. Esto se realizó dos años más tarde. ¡Qué honor haber sido testigo del inicio de una Obra de Dios tan grande en Buenos Aires!

Luego llegó el momento de volar hacia mi continente para llevar la esperanza y el amor a los niños abandonados. Actualmente nuestra familia completa en Perú cuenta con más de 80 niños y màs de 30 misioneros, donde también puedo dedicarme a la salud dental de ellos. Qué alegría poder servir y amar a los hijos de Dios! Parece que nuestra Madre María se ha tomado las palabras muy en serio porque todo el equipo dental ha llegado de Providencia sin haberlo solicitado. Agradezco a Dios por ser parte de esta maravillosa Obra de Misericordia que trabaja las 24 hs los 365 días del año en todas las casas de la Comunidad Cenáculo. ¡Gracias!

Hermana Mely