|
RETIRO PARA PADRES EN LUJAN
|
|
|
“Quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta”
Acabamos de vivir un retiro de tres días para todos los padres que tienen a sus hijos en las fraternidades de Argentina. Llegaron padres de México, de Costa Rica, Paraguay y Uruguay y también de las más alejadas y cercanas provincias de Argentina: Tierra del Fuego, Chubut, Catamarca, Mendoza, San Luis, Córdoba y Entre Ríos además de los de Buenos Aires. Algunos de ellos hacen un gran sacrificio para poder estar pero en todos los casos la Providencia de Dios los alcanza.
La frase de Madre Elvira que guió este retiro: “Contemplando el amor de Dios seremos capaces de no escandalizarnos por el pecado del hermano y haremos lo mismo que hace Él con cada uno de nosotros todos los días: entender, comprender, perdonar los errores y las ofensas de nuestros hermanos. Nosotros vivimos en la escuela de esta Misericordia. Reconocer la propia condición es el primer paso para que la Misericordia descienda sobre nosotros.”
Nos encontramos a las puertas de la Basílica de Nuestra Señora de Luján para ir caminando una distancia de “un rosario” hasta la Villa Marista San José donde nos alojamos. Luego de acomodarnos y de una cena compartida “a la canasta”, comenzamos con la primera actividad del retiro: la celebración de la Santa Misa. En la homilía el Padre Carlos se dirigió a los padres para darles la bienvenida, para festejar que Jesús ya estaba con nosotros en este retiro y los invitó a continuar en silencio el resto de la jornada. El sábado, día dedicado a la Virgen, aquí se celebra la Virgen del Valle de Catamarca. Pudimos hacer el Rosario caminado a pesar de que el cielo amenazaba lluvia y estaba fresco. Luego el desayuno donde los padres fueron conociéndose, ya que había muchos padres nuevos y en seguida fuimos a la capilla para la primera catequesis: “La conversión: un nuevo modo de vivir la vida”, especialmente la relación con los demás. Luego de una lectura atenta el Padre Carlos expuso el Santísimo Sacramento para reflexionar la catequesis a la luz de Jesús. A continuación de la adoración, la compartida de los padres fue larga y fructífera, muchos de ellos venían con problemas sin resolver, hijos que querían irse de la Comunidad, viejas heridas sin cerrar. Al verlas, al reconocerlas se producía el encuentro y la sanación. “Gestos de perdón, lágrimas de arrepentimiento, abrazos de misericordia”.
¡El sábado por la tarde tuvimos la felicísima sorpresa de ver llegar a Padre Eugenio en persona! Vino de Brasil junto con Antonio, responsable de la fraternidad de Jaú donde muchos de nuestros chicos transcurren parte de su camino. Alegría indescriptible por este regalo extra de la Comunidad. La Santa Misa fue dedicada a la Virgen del Valle para regocijo de los catamarqueños. Vimos el video de las palabras de Madre Elvira en el Sínodo de la Eucaristía y sus palabras eran muy apropiadas para este encuentro pues nos hablaba de la misericordia y el perdón. Y luego, como es costumbre en nuestros retiros, la noche del sábado es adoración permanente: todos los padres se anotan para estar una hora con Jesús. Domingo llega el día de ir a la visita en Pilar. Antes de salir el santo rosario nos da la fuerza. Fue hermoso los renovados abrazos de padres e hijos, ver qué voluntad de cambio por ambos lados, cuánto amor que antes fue mal dirigido pero ahora quiere empezar una vida nueva, sólo con Dios. La Santa Misa del domingo concelebrada por P. Eugenio y P. Carlos fue una extensa Misa de sanación. El Padre Eugenio hizo su homilía de una pequeña frase de los Hechos de los Apóstoles: “Dichosos de haber sido considerados dignos de padecer por el nombre de Jesús” llevada a nuestra vida real, si encontramos a Dios, si abrimos nuestro corazón nada en la vida puede sacarnos la alegría, somos chicos problemáticos, familias problemáticas pero Dios no nos dice que nos va a sacar los problemas sino que nos va a dar una felicidad más profunda y vamos a poder mirarlos de otra manera. La Misa continuó con un clima muy intenso, la propuesta de abrazos primero de las familias y luego de toda la gran familia del Cenacolo en Argentina, ¡a esta altura ya habían llegado los amigos y vecinos!
Gracias Madre Elvira, aquí lejos estamos tus hijos querida Madre, tratando de dar nuestros primeros pasos, tratando de arreglar nuestra vida torcida! ¡Nuestra Señora de Luján, ruega por nosotros!
TESTIMONIOS DE LOS PADRES
Como aterrizar en tierra... después de unos días en el cielo??
Eso es lo que sentimos cada vez que volvemos de un retiro de padres del Cenacolo... esta vez fue más internacional que otras veces... gente de Mejico, Costa Rica, Paraguay, Uruguay y casi todas las provincias de Argentina... impresionante COMPARTIR con cada uno de ellos..
Es fuerte el compartir... uno escucha tantas historias de dolor... padres tan tristes... que sinceramente nos enseñan a valorar todo lo bueno que Dios nos ha regalado, además de sentirnos elegidos para participar de este camino de conversión.
Como tanta tristeza y desesperación, puesta en las manos de Dios... esas manos que curan... que sanan... se convierten en Alegría... eso es lo que se vive en la Comunita Cenacolo...
Me resuenan todavía los chicos cantando en la misa, “soy tu Milagro, acá estoy”... y mi Alma canta de Gozo !!!... cuanta gente en esta vida tiene la oportunidad de vivir el Cielo en la tierra??? ... de palpar la resurrección con las manos !!!... somos bendecidos por Dios de poder vivir esto..
Gracias Comunita Cenacolo, Gracias Madre Elvira y Gracias a todos los que continúan con este Milagro!!
Gracias "Madre Elvira" gracias "Comunidad Cenacolo"...!!!
Por enseñarnos a caminar con FE y ESPERANZA ,aprendiendo día a día a "CONFIAR y PERDONAR" para ser libres pudiendo expresar nuestros dolores, nuestros sufrimientos, nuestras alegrías, nuestras penas, a nosotros mismos y a los demás "SONRIENDO"...
Agradezco al Señor Jesús y a su Santa Madre por las gracias recibidas en estos tres días de Encuentro.
La conversión: aprender a sanar las heridas del alma con Dios en nuestros corazones. Solo Dios como guía nos enseña a cambiar nuestro trato con los seres queridos, cambiando para nuestro bien y el de nuestras familias. Aprender a escuchar y hablar desde el corazón, sin mentiras ni omisiones de lo que estamos sintiendo realmente para salvar la buena convivencia en la familia, con nuestro esposo, hijo, hermanos. Aceptar , perdonar y aun cuando nos cuesta mucho reconocer que nos equivocamos y pedir perdón .
Fue realmente hermoso compartir las catequesis, testimonios, charlas informales, momentos de silencio y de profunda oración. También vivimos la alegría del encuentro con nuestro hijo que sigue caminando en Comunidad; y la grata sorpresa de la llegada del P. Eugenio y de Antonio. Tuvimos la gracia de adorar a Jesús en la Eucaristía y participar en las Misas, renovando como familia la alegría de ser cristianos, aún en las dificultades, aprendiendo a poner nuestra esperanza y confianza en Jesús resucitado y en nuestra mamá María.
Realmente esos días fueron una vivencia profunda y sencilla del amor de Dios en nuestras familias.
Gracias a Dios y a María por madre Elvira, ya que por su entrega nació este milagro que es la Comunitá Cenacolo.
HOMILÍA PADRE EUGENIO
DOMINGO 10 ABRIL 2016
(Hech 5,27-32.40-41 Jn 21,1-4)
Invocamos al Espíritu Santo para que me salgan bien las palabras en español y para que no sea muy largo. Pensaba en la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles y me hacía pensar mucho en Madre Elvira, en lo que Madre Elvira nos transmite, en sus enseñanzas, en la forma en que ella quiere que vivamos. En estos días en que estamos leyendo los Hechos de los Apóstoles, me toca porque todo se refiere a momentos difíciles de la temprana vida de la Iglesia. Pienso que es igual en nuestra vidas: momentos lindos y momentos difíciles, pero lo que me toca mucho es ver cómo termina la lectura: “Los Apóstoles, por su parte, salieron del Sanedrín, dichosos de haber sido considerados dignos de padecer por el nombre de Jesús”. Dichosos, felices con las dificultades y los problemas que están teniendo, qué lindo, ver que en una vida con el Espíritu Santo se transforman los problemas, las situaciones problemáticas, las humillaciones: todo lo que vemos no era suficiente motivo para estar triste. Por eso pensaba en Madre Elvira. Si pensamos qué gran milagro que es nuestra Comunidad, estamos aquí y en todas partes del mundo llenos de problemas, qué desesperación que tenían antes de entrar en la Comunidad, a veces también en el camino, cuando uno escucha que el hijo se quiere ir, que salió, que recayó. También hoy tenemos problemas pero los vemos de otra forma, con esta alegría en el corazón que tenían los apóstoles y esto es lo que nos dicen los Hechos de los Apóstoles. No es que dice: “Mira, encuentra a Jesús y Él te resuelve todos los problemas, nunca más vas a tener problemas.” No… dice otra cosa, los apóstoles encontraron a Jesús resucitado y los problemas continúan, todos los apóstoles murieron y los problemas siguen pero nos dice que la alegría viene de Dios. Por eso pensamos en la Comunidad, porque Madre Elvira con todos nosotros, siempre tuvo problemas y los tiene, también hoy en día con su enfermedad los tiene, pero uno siente que ella tiene el corazón alegre porque adentro tiene a Jesús, a Dios, sabiendo que Dios está con nosotros y Él nos da la fuerza para enfrentar todas las cosas que la vida nos pide que enfrentemos y esa es la alegría, la tenemos que sentir. Los chicos que caminan en la Comunidad, familias, amigos, yo, sentir esta alegría de Jesús resucitado. Y no es que Jesús Resucitado va a sacar todos los problemas, no, podemos tener el corazón alegre porque sabemos que Él está con nosotros. En este camino que hacemos con la Comunidad aprendamos esto que nos enseña Madre Elvira: podemos tener muchos problemas, pero los problemas no pueden quitar nuestra alegría. Pasamos momentos bien difíciles en Brasil, motivos para desistir, el corazón se llena de tristeza, de angustia, pero dejemos entrar a Dios en ese lugar porque Él da una respuesta distinta, diferente. Él nos hace ver los mismos problemas de una forma distinta. Y es lo que nos dicen los Hechos de los Apóstoles: fueron condenados, fueron a prisión, les pegaron, pero ellos salieron felices porque pudieron vivir todo en nombre de Cristo. No se quejaron, felices, si no ponemos a Jesús Resucitado en nuestra vida éste termina siendo como cualquier otro lugar, aún lugares católicos: donde nos encontramos, aparece un problema atrás del otro, nuestra tristeza, otro problema, otro…¿.y después? Si Dios no entra en todo esto ¿quién se queda con nosotros? ¡Nadie! ¿Qué podemos hacer? ¡Nada! Humanamente nada. En el mundo de la Comunidad no podemos decir eso. Todos los pesos que tenemos los juntamos pero no para tener después una vida aún más pesada, triste y complicada sino para entregar todo a Dios y tener una vida más liviana, no sin problemas pero más liviana con la presencia de Dios. Pidamos esto, de aprender esto de Madre Elvira. Ella siempre dice que no quiere ver caras largas, no quiere escuchar de tristeza porque si encontramos a Jesús Resucitado no tenemos motivo. Y no es que significa que todo irá bien, significa que frente a los problemas de la vida nos decimos: “Jesús yo sé que Tú harás todo para bien. Que después yo pueda o no entenderlo pero sé que no me dejarás solo en todo esto.” Él da una respuesta y esa es la alegría. Porque nuestra Comunidad es de personas heridas, llenas de problemas, reconozcamos este gran milagro que vivimos, que todos llenos de problemas cuando los entregamos a Dios se transforman; nuestro corazón se transforma, no los problemas. Mi forma de enfrentar y de ver las cosas se transforma, ya no es más la misma. Eso es ser una persona convertida, eso es la conversión: que frente a las mismas cosas ya no contesto más como antes, contesto de una manera distinta, ya no tengo la misma desesperación en el corazón, la misma tristeza, la misma angustia. A veces llega, no podemos decir que no, hacemos todo humanamente, pero después hay que dejar la respuesta de Dios. Dios te da las respuestas. Puedo tener una respuesta humana, pero luego entra Dios y es muy lindo ver como Dios responde a nuestra oración, cómo Dios transforma las cosas. Por eso Madre Elvira no quiere ver caras tristes, porque sabe que Dios responde, sabe que si encontraste a Jesús Resucitado, bueno, que sea lo que sea. Tal vez mi hijo vuelve a drogarse, tal vez yo quería hacer una vida diferente y vuelvo a lo de antes, bueno…Dios sabe. Se sufre pero Dios sabe, dejemos que Dios actúe en nuestra vida, entreguemos nuestra vida a Dios y caminamos con Él.
Sólo así podremos vivir lo que vivieron los apóstoles, que sea lo que sea pero yo sé que Dios resucitó también para mí; yo sé que Dios me ama y me ama también a mí. Aunque me toque pasar cosas difíciles. Y como católicos tenemos que tener mucho cuidado en esto porque es verdad que a veces somos muy negativos, sentimos todo el peso del mundo: de nosotros, de nuestra familia, de nuestro país y del mundo entero! Nos quita la alegría de vivir. Yo nunca vi a Madre Elvira triste, nunca, siempre la vi feliz, alegre y no por una ilusión sino porque nuestro Dios es como la figura tan linda del Evangelio de hoy: por un lado pide si tienen algo para comer y por otro ya preparó el pescado; un Dios paciente: es la tercera vez que lo ven a Jesús y no lo reconocen, demoran para reconocer a Jesús, qué paciencia que tiene Dios para cada uno de nosotros! Es paciente, nos espera, siempre nos da otra oportunidad, ese es nuestro Dios. Pedro qué hace, va a hacer lo que hacía siempre, a pescar, pero se olvida que Jesús en la anterior pesca milagrosa en Lucas le había dicho que iba a ser Pescador de Hombres, se olvidó y volvió a ser pescador de pescados. ¿Por qué? Un momento de tristeza, de falta de confianza en la palabra de Dios, recuerda a Jesús como algo grandioso que vivió en otro momento de la historia y que ya no está más. Pero Dios tiene la paciencia para cumplir las promesas y nos va a buscar. Dejemos que Dios nos busque, dejemos que Dios venga, ese es nuestro Dios, un Dios paciente, que siempre, siempre, siempre, nos da otra posibilidad, que nunca cierra las puertas, va a hacer de todo para que regresemos a Él, ese es nuestro Dios.
El camino de la Comunidad quiere ayudarnos a encontrarnos con este Dios infinitamente paciente, infinitamente misericordioso, que quiere darnos la alegría del Resucitado, de resucitar nosotros, Con nuestro corazón abierto, como Madre Elvira , que aunque estemos llenos de problemas, pidamos la resurrección, Dios no nos deja desamparados. Frente a la multitud de problemas, tenemos que sentir: “Dios no me abandona, no tengo motivo para estar triste.” Tenemos que luchar contra la tristeza, no podemos permitir que la tristeza entre en nuestro corazón y luego vivir una vida de cristiano triste. Pidámosle a Dios.
Padecieron grandes problemas pero eso no les quito la alegría de Cristo Resucitado. Nuestra Comunidad es una Comunidad de resucitados, vivimos de la alegría del resucitado. Somos chicos problemáticos, familias problemáticas, pero podemos estar alegres por la resurrección de Cristo con todos nuestros problemas y ese es el gran milagro de la resurrección que tenemos la suerte de vivir cada día en la Comunidad. Y los que están afuera podemos vivir igual la fuerza de la resurrección que da alegría. En medio de esto está el milagro de Dios, dejemos a Dios cumplir su milagro, Él quiere hacer milagros con nosotros. Nunca vamos a ser perfectos, somos una Comunidad de resucitados, somos pecadores llenos de problemas pero bien felices, felices porque vivimos el milagro de Dios resucitado aquí presente en medio de nosotros en esta Comunidad.