Nos escriben de Perú


Perú, febrero 2016

Queridísima y amada Madre Elvira, Padre Stefano y todos,

Es necesario custodiar a la gente, cuidar a cada persona, con amor, especialmente los niños, los ancianos, todos los que son más frágiles y que a menudo están en la periferia de nuestro corazón.” (Papa Francisco)

¡Estamos comenzando un nuevo año escolar! Para José, Flor, Noemí, Emma y Lucero mañana será el primer día de “inicial”, comienzan el jardín de infantes. Llegaron muy chiquitos a nuestra misión de Villa Salvador, alguno con pocos meses, otros con pocos días. Es increíble y emocionante para nosotros acompañarlos en su crecimiento. La Providencia los encomienda a nuestros brazos maternos: biberón de noche, pañales, las primeras palabras, los primeros pasos…¡Hacen crecer la ternura en nuestro pecho! Cuando cumplen los 3 años son “transferidos” a nuestra misión Rayo de Luz, en Pachacamac. La casa es más grande, así pueden correr, jugar y llega el tiempo de comenzar la escuela. Hay un bello colegio parroquial y agradecemos a la Providencia que los pudimos inscribir allí. Gracias a quienes nos ayudan: con los útiles, el uniforme, las cuotas. También a nuestros adolescentes los pudimos inscribir en colegios particulares donde nos garantizan una mejor educación.

Un bello momento vivimos en las vacaciones cuando nos encontramos con los ex. Uno de ellos tuvo la idea y se comunicó con todos por teléfono. Eran jóvenes que hace unos años estuvieron en Santa Eulalia. Después de muchos años se dieron cuenta del bien que habían recibido y golpearon a nuestra puerta para reencontrarse. Celebramos la Santa Misa juntos, comimos una rica pizza preparada por nuestros misioneros y luego compartimos. Uno de ellos agradeció porque cuando era pequeño no se esforzaba para pintar, pero quien lo ayudaba en sus tareas creyó en sus posibilidades y le exigió mucho que pinte bien y no se salga de la línea. Cuando creció descubrió que el diseño era su don y lo hizo dar fruto. Ahora estudia diseño gráfico y está feliz de conseguir trabajo en este campo. Muchos vinieron con su familia y con sus hijos. Enrique y Alberto, los gemelos, vinieron cuando eran pequeños a la misión, luego salieron y a los 18 años regresaron para ir a nuestra casa de jóvenes de la Argentina. Allí permanecieron e hicieron un buen camino: ahora Alberto quiere permanecer con nosotros como misionero, en cambio, Enrique consiguió trabajo cerca de Pachacamac. También José Carlos vino de la Argentina para ser misionero.

Per mar 16Agradecemos mucho a la Providencia por todo lo que está haciendo para lograr la fraternidad de jóvenes en Perú. Luego del terreno llegó el agua, gracias a la ayuda de Mons. Paci que nos repite: “No tengan miedo de soñar a lo grande” como dice el Papa Francisco. Ahora se puede comenzar con la construcción de las habitaciones y lo que se necesita para vivir, los jóvenes ya golpean la puerta y piden ayuda. También en nuestra misión se está realizando una importante construcción: la casa para las niñas, donde irán las niñas “medianas”. El pasado martes P. Eugenio, nuestro Párroco, bendijo el terreno y los trabajos.
Terminamos nuestras vacaciones agradeciendo a quienes hicieron posible que pudiéramos tomar una semana de vacaciones cada uno en una casita de la playa que habíamos alquilado a orillas del mar: gracias de corazón porque recobramos la fuerza y la salud y pudimos estar en “familia” con nuestros niños. Algunos de los más chicos superaron el miedo al agua en la “pileta grande” como llaman al mar. Los más grandes aprendieron a nadar.

Queridísima Madre Elvira, tú lo sabes bien, el amor sembrado no se detiene sino que empuja para salir. Por eso, con los niños formamos grupos y comenzamos a recorrer las calles de nuestro barrio para visitar muchos enfermos y ancianos que están solos y enfermos. Nos detenemos para hablar con ellos, descubrimos que tienen mucho para enseñarnos. Vamos semanalmente y los niños escuchan y observan. Qué bello contemplar el encuentro de miradas de un niño y un anciano, y ver en sus ojos la alegría de saber que alguien piensa en ellos y los visita. Madre Elvira, esto es lo que sembró tu fe en nuestros corazones, dando fruto aún en los corazones de los más pequeños!

En Villa Salvador superamos la epidemia por agua contaminada, agradecemos las oraciones, estamos todos mejor; nos transformamos en un “Hospital de campaña”…especializándonos en prevenir y actuar en el momento justo. Esos momentos nos ponen a prueba pero nos unen para trabajar, ayudar, no entrar en pánico, con los pequeñitos se puede lograr. Gracias a Dios, San José nos provee hasta del agua para beber, mientras que se arreglan e instalan los filtros.
El año nuevo comenzó con varias adopciones: Kevin, un niño de 2 años, Miriam de casi 3 y ya llegan Daniel de 2 años y medio y Rocío de 2 años. Es bello ver la alegría de nuestros niños en el encuentro de padres; en los más pequeños se puede ver una sonrisa especial de quien esperaba la atención insustituible de una mamá y un papá.

En el mes de febrero también tuvimos la alegría de bautizar al pequeño Manuel, el hijo de Isaac y Lucía, entre México y Argentina…hacía falta un peruano. Junto a él bautizaron a Víctor, nuestro “cholito Jesús”, que llegó para Navidad. Fue un bello momento de gracia y familia, con la presencia de varios padres, hermanos y hermanas de Isaac y Lucía.
Agradecemos toda la Providencia de los amigos, de los padres y de los colaboradores que nos ayudan fielmente; especialmente agradecemos a los amigos de Austria que con generosidad nos sostienen en el proyecto de construcción de la casa de Villa. ¡Gracias! Dios los bendiga!!

Te deseamos a ti, Madre Elvira, a nuestros sacerdotes, hermanas, jóvenes y niños de nuestras fraternidades en todo el mundo, caminar en los brazos del Padre, rico en Misericordia, en este tiempo especial de Cuaresma. ¡Ya vislumbramos la Luz de la Pascua!!

Te queremos mucho y te recordamos en nuestras oraciones.

La familia cenacolina peruana